El Carlismo en el cine

Una escena de «Vacas», de Julio Medem (1992)

En el cine, el carlismo, ha sido tratado poco más que un marco donde desarrollar una historia o como elemento secundario justificativo de la trama.

Salvo honrosas excepciones, no se le ha dado el protagonismo que le corresponde: ser el principal actor político de estos dos últimos siglos de historia de España.

Y es que la acción de la Comunión Tradicionalista ha supuesto el vigoroso dique al avance de la Revolución en nuestra patria. Los estragos liberales no han sido tan veloces por la oposición determinante del legitimismo carlista.

Éste sirvió de asidero para un pueblo que mantuvo su salud religiosa y moral de manera razonablemente íntegra hasta hace poco. La influencia de la Comunión es determinante y marca todo el recorrido de los siglos XIX y XX españoles.

Pese al tratamiento a veces descafeinado del cine, aún así hay críticos que consideran esta filmografía como un subgénero con mucho recorrido que andar. Sirvan ésta y las siguientes entregas como un escueto recorrido por la filmografía que, de una forma u otra, citan a los defensores de la España cristiana y monárquica.

Tengan en cuenta que las cintas realizadas a partir de la década de los setenta tienen la insana costumbre de contener imágenes y conversaciones inadecuadas.

Es obligado empezar la exposición con Pour Don Carlos (1921). Fue exhibida en España como la «Capitana Alegría». Basada en una novela del escritor francés Pierre Benoit, narra las aventuras de esta capitana, una estratega al servicio de Don Carlos de Borbón.

El codirector y productor, el aristócrata Jaime de Lasuen, firmó la película con el seudónimo de Jacques Lasseyne. La protagonista fue interpretada por la celebérrima actriz Musidora. Se trató de una producción hispano-francesa.

Entre los primeros filmes encontramos también la alegría del batallón (1924). Fue dirigida por Maximiliano Thous. Basada en el libreto de la zarzuela homónima del Maestro José Serrano y libreto de Carlos Arniches y Félix Quintana.

El argumento se sitúa durante la primera guerra carlista, en la comarca del Maestrazgo. Un soldado roba las joyas de la Virgen del monasterio de Lucena del Cid para regalarla a su novia.

Por ello es condenado a muerte, pero el personaje Cascales (llamado «la alegría del batallón» por sus compañeros), al que el soldado ladrón había salvado la vida en combate, interviene diciendo que ha sido un milagro de la Virgen, cosa que nadie se atreve a desmentir. Con ello el soldado ladrón salva su vida. La producción fue hispano-portuguesa.

También en los años 20′, tenemos la película El cura de aldea (1926): Dirigida por Francisco Camacho y basada en la novela de Enrique Pérez Escrich.

La trama se enmarca en las guerras carlistas, entre 1837 y 1848, y la historia sucede en un pueblecito de Salamanca, donde el Rvdo. D. Juan es un modesto cura, siempre preocupado por el bienestar de sus fieles y por el estado de la iglesia.

FARO/Margaritas Hispánicas. M. D. Rodríguez Godino