26 de enero: en el 83º aniversario de la liberación de Barcelona

Hoy, 26 de enero, es el aniversario de la liberación de Barcelona del terror rojo-separatista.

Los requetés tomaron la montaña del Tibidabo y descendieron por Sarriá, mientras el general Yagüe y su ejército de Marruecos tomaban Montjuich y entraban por la Avenida Diagonal.

Uno de los testigos de excepción de aquella jornada fue el hoy beato Pere Tarrés y Claret, médico, presbítero y apóstol de la juventud. Durante la Cruzada, escribió un diario en catalán, publicado con el título El meu diari de guerra 1938-1939, y traducido posteriormente al castellano, en el que destaca la vivencia detallada de la terrible y durísima vida en el frente de guerra, con sus violencias, sus angustias, sus miedos, sus heroísmos y bajezas, los recuerdos familiares de los soldados y sus ansias de paz, etc. En definitiva, el Diario describe todo cuanto vivió aquel médico ejemplar en un ambiente tan inhumano.

El Diario se cierra, precisamente, el 26 de enero de 1939, con las siguiente crónica de aquella histórica jornada:

«Son las cuatro de la tarde. Vivimos momentos únicos. Momentos de emoción sublime. Saltarla de gozo. Llorada de alegría. Radio Zaragoza ha dado ahora mismo la noticia de que Barcelona ha sido totalmente rodeada y que ya han comenzado a entrar. Discursos. Gritos de “Barcelona” y “Cataluña”. España y el mundo entero están pendientes de las noticias que se· van dando, Barcelona reconquistada para España y para Cristo. Barcelona liberada del infierno rojo. El marxismo, bajo todos los aspectos, ha sufrido el golpe más decisivo. Cataluña. Cataluña está ya salvada. Horas históricas. Estamos conmovidos. Aquí con la familia Casanelles y con los amigos Pallarols y el padre Evangelista estamos emocionados junto a la radio. Las ametralladoras todavía suenan. Algún cañonazo retumba en nuestro cielo. Radio Asociación da música. La aviación sobrevuela la ciudad, a baja altura.

Dios mío, ¿es posible que llegue la hora de la liberación? ¡Benedícite omnia opera Domini Domino! Cuando todo parecía hundido. Tú has resurgido lleno de gloria. ¡Señor, es tu gloria lo único que me interesa, la única cosa por la cual late mi corazón! ¡Dios mío, Dios mío, gracias por haberme permitido presenciar tanto gozo, la alegría de un pueblo que resucita! ¡Dios mío, Dios mío! ¡Laudate Dominum!

A las cinco de la tarde, en medio de una emoción indescriptible, Radio Asociación de Cataluña ha señalado la entrada del Ejército Nacional liberador de España en las Ramblas. Ha sido algo grandioso. A los gritos de “Arriba España” y “Viva Franco”, con la voz fatigada, casi sin aliento, han anunciado a los cuatro vientos la conquista de Barcelona. Las lágrimas casi han asomado a los ojos. La emoción y el entusiasmo populares que se han lanzado a la calle han sido formidables. No he podido resistir la alegría; me he puesto el traje de paisano y hemos salido a la calle con los amigos Casanelles y Pedrero!. La gente aclamaba por la calle a las tropas y las columnas motorizadas que iban llegando, aclamando a Franco y a la España única, libre y grande. Nos abrazábamos en plena calle. La gente te paraba en medio de felicitaciones y gritos de alegría. Abrazos, besos, lágrimas. ¡Dios mío, qué admirable! ¡Ha sufrido tanto Cataluña! ¡Ha llegado la hora de su liberación! He ido a casa y hemos rezado una estación al Santísimo. Hemos ido a casa de Pedro Llumá, mosén Pedro Llumá, y de allí con Rof y Bassols a casa del padre Torrents, que nos ha recibido lleno de alegría.

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo, Dios de amor!

¡Viva la Virgen de Montserrat! ¡Viva la Purísima e Inmaculada Concepción, patrona de España!

Me he sentido profundamente español y nunca como hoy me sale del corazón un grito bien alto de:

¡Viva España! ¡Viva Cataluña española! España está destinada a ser una gran fuerza: Ella será el nuevo hogar del cristianismo. Dios mío, ilumina a Franco y los otros dirigentes, para que todos sus actos estén informados por las doctrinas de amor y de paz cristianos, como hasta ahora.

¡Dios mío, salva a la Patria! Te ofrezco todos los sufrimientos y angustias padecidos hasta ahora. Por nada del mundo querría cambiar esta satisfacción de haber sufrido por amor a Ti. Que estos años de sufrimientos sirvan para tu gloria y para la santificación de mi alma.

Los generales del Ejército han pronunciado ahora una alocución formidable, que ha encendido nuestro corazón, hablando de amor, de paz y de justicia.

Virgen María, Madre mía, contempla la gloria de tu Hijo. Reina de España, continúa velando por nuestra Patria. Reina nuestra, que pronto los templos canten tus glorias. ¡Aumenta mi vocación, auméntala mucho, mucho! Hazme un gran apóstol de tu Hijo y de tus grandezas. ¡Dios te salve, María! Madrecita mía, consuela a las familias a las que les faltarán tantos seres queridos que contemplan nuestra alegría desde el cielo. Que ellos continúen velando por la salvación de la Patria. Madre mía, consuela a tantas madres desoladas, tantas hermanas, tantas esposas viudas, tantos huérfanos…

Jesús mío, te ofrezco a Ti todo este sufrimiento, este sufrimiento colectivo, toda la sangre derramada, todo el dolor de tus hijos; y la vida de tantos inocentes y de tantos amigos…

Los desgraciados de la CNT-FAI están resistiendo todavía. Es cosa de pocas horas. Que Dios se apiade de ellos.

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España cristiana! ¡Viva Cataluña española!

Y pongo fin a mi Diario de guerra». (Pere Tarrés).

Círculo Tradicionalista Ramón Parés y Vilasau de Barcelona