Ayuso quiere a tu bebé

EFE

En medio de la vorágine mediática provocada por el escándalo de espionaje y contraespionaje interno del Partido Popular y los dimes y diretes de cada parte del partido, con Díaz Ayuso y Casado como protagonistas, ha pasado desapercibido un atropello más a la educación desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, en aras de facilitar, supuestamente, «la conciliación y la escolarización gratuita desde las edades más tempranas»: la asimilación del neonato en la escolarización pública.

A Díaz Ayuso le parece insuficiente que los niños sean adoctrinados y separados de sus padres por infinidad de horas desde los cuatro años. Quiere que antes de que aprendan a llamar «mamá» a sus mamás, ya estas los hayan entregado a unos asalariados que, seguramente con la mejor de las intenciones y con todo el cariño que la vocación de maestro puede ofrecer, tendrán el oficio de las matronas egipcias que tiraban a los hijos de Israel al Nilo instantes después de ayudarles a nacer.

Un niño recién nacido, de cero a tres años, necesita dos brazos que lo acurruquen. Y resulta que los humanos solo tenemos dos brazos cada uno. ¿Va a contratar Díaz Ayuso tantos maestros como alumnos, para que todos puedan ser arropados con el cariño de una mamá? No quedará otro remedio que el abandono en una caja. ¿Los maestros darán de comer a los bebés y los limpiarán cuando regurgiten? ¿Qué les darán: polvos sintetizados a todos, leche congelada de cada madre?

La familia española ya está lo suficientemente devastada como para inventar nuevos medios de deshumanización y despaternalización. Un bebé necesita de su mamá, y una mamá de su bebé. Más aún en una edad tan temprana en la que se desarrollan los vínculos afectivos más elementales. De este modo, lo que se desarrollarán serán los hijos perfectos del Leviatán estatista. Como se ufana Díaz Ayuso: «un alumno madrileño podrá permanecer en el mismo colegio desde los 0 hasta los 12 años». En la misma familia, probablemente no, claro. Pero el colegio del Estado, asegurado.

Para Díaz Ayuso, la «conciliación» no consiste en dar oportunidades y plataformas a las familias para que se liberen de la esclativud laboral a la que les somete el sistema moderno. En una lógica aberrante de igualación hacia abajo, ofrece la guillotina gratuita universal desde la más tierna infancia y mantiene la esclavitud dolosa al tiempo que arranca del seno materno aquel sueño que podría hacer que la madre se rebelase: la mirada amante de un pequeño satisfecho de todo, asido a su pecho, que le dice que hay un posible futuro mejor.

Javier Gutiérrez Fernández-Cuervo, Círculo Tradicionalista Blas de Ostolaza