Valoración de los resultados electorales de «Castilla y León»

Como informó FARO en las redes sociales el mismo domingo 13, la abstención, no la derecha, ha sido la gran triunfadora en las elecciones celebradas en la antihistórica comunidad autónoma denominada «Castilla y León». Abstención que la Comunión Tradicionalista recomendaba.

Dejamos aparte la posibilidad de pucherazos electrónicos y la certeza de irregularidades; irregularidades, como la ausencia en diversos colegios electorales de papeletas para votar por algunas candidaturas ante la indiferencia de los presidentes de mesa que no detenían las votaciones, que perjudicaban a las candidaturas no partidistas. Con el 99,32 % de los votos escrutados se da por ganador al Partido Popular (PP) con 378.896 votos, un 31,43 % de los 1.218.909 sufragios emitidos en total. La comparación con las abstenciones es elocuente: 702.469. Resulta engañoso ver el porcentaje, 36,56 %; pues éste se calcula sobre el censo total, no sobre los votos emitidos. Sobre el censo de posibles votantes, el número de votos recibido por el Partido Popular, supuesto ganador de las elecciones, resulta insignificante.

Como es sabido, tanto los votos en blanco (éstos erróneamente, pues las leyes imperantes los consideran votos válidos y los añaden proporcionalmente a las candidaturas que obtienen representación) como los votos nulos son muestras de rechazo a las elecciones o a los partidos y candidaturas que a ellas concurren. Con 13.391 votos nulos (1,10 %) y 12.044 votos en blanco (1,00 %) resulta que el rechazo a estas elecciones sube a 727.904 personas con derecho a voto, un 38,66 % del censo.

Con la única excepción de la escisión del PP, Vox, todos los partidos políticos y coaliciones de ámbito nacional pierden votos respecto de las elecciones autonómicas de 2019 en «Castilla y León». Aumenta la representación en el parlamento autonómico de la Unión del Pueblo Leonés, aunque no sus votos; irrumpe con fuerza Soria Ya, y también obtiene representación Por Ávila. Tendencia que ya se pronosticaba en la nota de la Secretaría Política de la Comunión Tradicionalista y que, con todas sus insuficiencias, no deja de ser una señal positiva, por lo que supone de abandono de los partidos políticos del régimen de 1978. Aunque en auxilio del régimen vengan oposiciones fingidas como la de Vox, partido al que los medios del sistema hacen la campaña, acusándoles de radicalismos que no tienen y posturas que no sostienen: Vox no es sino el liberalismo, el capitalismo, el sionismo y el constitucionalismo del PP llevados al paroxismo. Es presumible que un amplio sector de sus votantes de ocasión, descontentos pero desorientados, acaben viéndolo; especialmente a medida que Vox se acerca a posiciones de poder en las «comunidades autónomas».

En resumen: no son malos los resultados para la esperanza.

Agencia FARO