Maleducados

El Diario

Gracias al profesor que me impartió la asignatura de Filosofía durante el Bachillerato, pienso como pienso, vivo como vivo y afronto la realidad como la afronto.

Sin embargo, intuyo que aquel egregio profesor, ocurrente en las explicaciones, enciclopédico en su abanico de ejemplos, irónico ante las filosofías condenadas, cercano en el trato, que impregnaba cada una de sus clases de caridad, que explicaba a los autores siempre desde el prisma cristiano, que se preocupaba por orientar los intelectos de sus alumnos hacia la verdad, así como sus voluntades hacia el bien, que fumaba Ducados negro durante los recreos, meditabundo, mientras pensaba cómo dejar a Marx por los suelos, fue un lucero en medio de la desolada noche que padecemos, que ha devorado los entendimientos de las postreras generaciones. Pero no olvidemos que, en medio de la noche, los luceros resplandecen más que cualquier estrella al mediodía; y por él es que hoy estoy aquí, redactando estas líneas, porque todo buen profesor puede ayudar a sus alumnos a limpiar de nubes su cielo, de viles deseos sus voluntades infectas por la propaganda.

Ahora dicen los «medios católicos» que por culpa del actual Gobierno «social-comunista» los chavales de Educación Secundaria van a desconocer lo que es un logaritmo, que van a estudiar mutilada —capada— la asignatura de Historia, la cual, como todo lo capado, será estéril, que van a ignorar a los grandes literatos de nuestra Patria, y, en fin, lamentan que la materia de Filosofía vaya a ser exterminada del currículo académico, imponiendo en su lugar el estudio de asignaturas como Digitalización, Economía y Emprendimiento o Valores Cívicos y Éticos. Esta última, en particular, incluirá: «memoria democrática», «ecofeminismo», «ética de los cuidados» y «derechos LGTBIQ+».  

Aciertan de pleno estos «medios católicos» cuando nos advierten de que la próxima generación será una masa gregaria de pervertidos, de efebos, donde cualquiera, incluso el mayor orate, se las dará de bróker, reventando con sus movimientos bursátiles el mercado de las «criptos» al tiempo que suma dos más dos con la calculadora.

Yerran, en cambio, cuando atribuyen este desmembramiento definitivo del sistema educativo al Gobierno «social-comunista», puesto que esta disolución de la educación en la «nada» es la consecuencia última del sistema democrático y no solo del comunismo:

La Filosofía, a lo largo de las últimas décadas, se venía estudiando como una materia que, en vez de alumbrar la verdad mediante el ejercicio de la razón tal y como hacía mi profesor, ofrecía la posibilidad de lanzar a los alumnos a la reflexión autónoma. De este modo, los alumnos, como pequeños «genios» narcotizados, encontraban en los autores sutiles coartadas con las que justificar su manera de vivir. Y esto, únicamente, si eran personas medianamente inteligentes. Además, el estudio se enfocaba en orden a exaltar el sistema democrático presente, siendo los últimos 2500 años de Filosofía un proceso inexorable de reflexiones hacia la «democratización» total de la sociedad, hacia el «Cénit civilizatorio del liberalismo».

Así las cosas, los autores cristianos, que no se consideraban Filosofía, sino Religión, porque no inspiran sentimientos de «Libertad», sino de sujeción a Dios en el orden social, político y moral, quedaban relegados al ostracismo y, si se estudiaban, era para «bautizar» a partir del pensamiento cristiano la llegada a la Humanidad de la «nueva tabla de la Ley», los «derechos humanos», que en lugar de las obligaciones del Decálogo, te permiten romper el Decálogo públicamente sin temor a las represalias de las autoridades. Esto lo justifican mediante la coartada de la inviolabilidad de la dignidad y libertad humanas que, según ellos, se deduce de la lectura del Evangelio, y que Tomás de Aquino, como «precursor» de la democracia liberal, tenía muy presente.

Bueno, pues si todo se dirige a la justificación teórica de la autonomía personal, al amoldamiento de los intelectos al «nuevo orden» de los «derechos humanos» —bastante desordenado, que pretende sodomizar a los niños—, ¿para qué van a estudiar los adolescentes a los autores racionalistas, que es lo único que se estudiaba en los últimos tiempos? Si lo de estudiar y leer a otros hombres son presiones heterónomas, externas al ser humano, y es mejor que los jóvenes sean auténticos con sus deseos, que piensen por ellos mismos, que dialoguen, que debatan en libertad, sin que se lo dé todo pensado ese fulano llamado Descartes, que además fue incapaz de establecer una ética racionalista.

En exclusiva, dicen los libérrimos «social-comunistas», impartiremos «valores éticos», donde, como buenos ciudadanos y sin presiones externas, sin libros, o con libros esqueléticos, se enseñará a los adolescentes a ser respetuosos con el abanico de pulsiones del prójimo, mientras cada quien vive esclavizado por sus propias pulsiones.

¿Literatura e Historia? Fray Luis de León fue procesado por la Inquisición, que eso mola mucho porque es reflejo de los «Tiempos Oscuros», pero aceptó el proceso inquisitorial y, después, volvió a impartir clases en la Universidad de Salamanca, lo que ya no mola tanto. Por otra parte, el apogeo civilizatorio de la Cristiandad y de nuestro Siglo de Oro se dieron bajo el velo de la Inquisición, lo que puede llevar a algún alumno insolente a pensar que la Inquisición no era tan mala y que ponderaba las causas a la luz de la justicia y del bien común.

Lope de Vega padecía frecuentes y vehementes presiones inguinales, lo que también está muy bien, aunque, luego, en vez de ser auténtico con sus deseos, con su propio «yo» personal, se negaba a sí mismo, se arrepentía de sus iniquidades y le dedicaba, sediento de perdón, vetustos poemas a su Jesús. ¡Qué insensato Lope de Vega! ¡No dejaba que le gobernasen sus deseos! A este también lo descartamos.

De Teresa de Jesús y Juan de la Cruz ya hemos dicho que eran místicos porque consumían sustancias estupefacientes —sí, esto lo he llegado a escuchar—, pero no cuela del todo, así que también los descartamos.

¿Y Cervantes? Bueno, lo de decir que El Quijote era un luchador por el liberalismo en «tiempos de oscuridad» resulta difícil de creer, y más si se tiene en cuenta que su autor se fue a pegar tiros a Lepanto contra el enemigo mahometano, así que este tampoco se estudia, que Cervantes seguro que se opondría a la libertad religiosa.

Como último recurso, algún secuaz del liberalismo perteneciente al gabinete de Pedro Sánchez, dirá:

El buscón de Quevedo es bastante irreverente y habla sobre la picaresca de un chico que solo quiere ser feliz, motivo por el que va dando tumbos por la vida. ¡Es justo lo que necesitamos! Aunque, bueno, al final del libro el autor asume que, si uno lleva una vida de buenas costumbres, se pude ser feliz con independencia del lugar en el que se reside. Dice así: «Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres». Y como censurar un libro está feo, mejor que tampoco lo lean nuestros jóvenes. La ignorancia es la mejor de las censuras, y este tipo de censura revela que tenemos mucha clase en nuestro ejercicio de gobierno.

En fin, que como «liberalizar» el conocimiento resulta agotador y ya nos hemos cansado de decir que los Reyes Católicos fueron nuestros primeros monarcas modernos y enrollados, que constituyeron España como «Nación» soberana y que, gracias a su pensamiento cristiano, han permitido que en América gocen asimismo de democracias «avanzadas» como la nuestra, en vez de «liberalizar», tendremos que abolir el saber. De esta manera, los únicos instrumentos de los que gozarán las generaciones futuras para guiarse en la vida serán sus propios sentidos: serán fáciles de gobernar, solo habrá que empacharlos de placer sensual, y carecerán de medios intelectuales para llevarnos la contraria.

Por último, quede prohibido que los profesores fumen Ducados negro durante los recreos. No sea que les vengan inspiraciones santas.

Pablo Nicolás Sánchez, Navarra