«Periódicos, revistas, emisoras de radio y televisión, están colocados como un muro opaco entre el Magisterio de la Iglesia y los fieles. (…) También se sitúan como un muro opaco entre el poder político y los ciudadanos. (…) Sin ser la única causa de la crisis de la Iglesia y de la decadencia eclesiástica, la acción de los medios de comunicación social es una de ellas y no de las menores. (…) Este poder cultural es hoy el órgano principal de la subversión en el corazón de la sociedad humana». Así concluye Marcel Clément su artículo titulado La educación: principios y fundamentos.
Desde la adopción de la Ley Orgánica 3/2021, 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, España se ha convertido en el cuarto país de Europa en legalizar la eutanasia y en el sexto a nivel mundial. La ley entró en vigor muy recientemente, el 25 de junio de 2021.
Los medios de comunicación −al servicio de los poderes públicos− utilizarán todos los recursos a su alcance para que esta ley sea aceptada socialmente. Uno de esos recursos son los actores de cine, siempre dispuestos a prestar su voz y su imagen por una «buena» causa. Así, hace varios días, Carmen Elías, actriz española, confesando que padecía la enfermedad de Alzheimer, declaraba en una entrevista en la cadena SER:
«No quiero estar en este estado, que es patético, impudoroso y que es una injusticia de la sociedad si me obligan a vivir de este modo, porque no estás. Cuando llegue a este punto espero que quienes me rodean puedan hacer cumplir mi voluntad, dejar de vivir. ¿Qué sentido tiene la vida? No lo debería estar diciendo, pero creo que es hora de que se hable. Un cuerpo que no oye, una cabeza que no está, una voz que no sabe hablar. No quiero. ¿Por qué seguir así? En ese momento esta es mi máxima preocupación».
Este y otros medios protagonizados por los actores −que están al servicio de la política revolucionaria−, irán manipulando las conciencias y transformando la brutalidad de un acto como la eutanasia en un acto valiente, sincero y lleno de bondad y compasión…
Apunta muy acertadamente Juan Manuel de Prada la similitud entre esta forma de pensar y la que impulsó al Tercer Reich a eliminar a miles de alemanes aquejados de enfermedades terminales. Para los nazis eran vidas que no merecían la pena ser vividas.
Hoy es la enfermedad terminal la causa que hace que una vida no merezca ser vivida. Mañana será la pobreza, el color de la piel o cualquier cosa que implique un sufrimiento irremediable. A fin de cuentas, si es el hombre quien decide, cualquier aberración será justificada en un mundo hecho a su medida. Y los medios de comunicación actuarán como el órgano principal de la subversión en el corazón de la sociedad humana.
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas