Se ha viralizado estos días un vídeo de Alberto Tarradas, diputado de Vox en el Parlamento de Cataluña, en el que reivindica públicamente a Cristo Rey, tras unas breves palabras en las que defiende la Cuaresma y la Semana Santa.
Dice don Rafael Gambra, «el día en que nuestras catedrales (…) resulten para nosotros tan extrañas como las pirámides para los actuales pobladores de Egipto, se habrá extinguido en sus raíces nuestra civilización».
Podríamos aplicar esta analogía y sustituir las catedrales del texto de Gambra por el Cristo Rey de Tarradas y sería igualmente válido, puesto que realmente Cristo Rey y el significado original de esta expresión han sido desterrados de la fe del católico español del siglo XXI.
La fiesta de Cristo Rey fue introducida en el calendario litúrgico por S.S. Pío XI, y el significado que este quiso otorgarle no sólo es ignorado por la mayoría de los creyentes, sino que es incluso contrariado. Explica don Miguel Ayuso en su artículo La unidad católica y la España de mañana, en relación con la festividad mencionada: «Festividad nacida con un significado e intención inequívocos: poner remedio al laicismo (…); y atajar el proceso de apostasía que había llevado de modo perseverante el empeño de desterrar a Cristo de la vida pública, y, luego, desde la misma, mediante el olvido de la doctrina católica sobre el matrimonio, la familia y la educación».
Esta creencia fue barrida sin dejar rastro después del Vaticano II con el cambio del significado original de Cristo Rey en la liturgia y, por supuesto, con las predicaciones de los eclesiásticos (Cristo ya no era Rey de las instituciones y de las sociedades, su reino se restringe exclusivamente a los corazones) que, gracias a la influencia de políticas democristianas que venían desde la cúpula del Vaticano, contribuyeron a despojar a Cristo de su Realeza Social. Hoy, por desgracia, es la política que la Iglesia acepta «oficialmente».
Tarradas ha visto que la sociedad en la que vive es víctima del relativismo, que muchos de sus compadres democráticos reivindican las fiestas de primavera en lugar de la Semana Santa y él se enfrenta a ellos pidiendo que se llame Semana Santa. Sin embargo, no se da cuenta de que ese sistema en el que se apoya nunca reconocerá ni a Cristo como Rey, ni rendirá culto público a Dios, porque es un sistema liberal y su Constitución no admite cimentarse en los Mandamientos de la Ley de Dios. Por eso el grito de Viva Cristo Rey es un grito estéril que cae en tierra estéril. No se puede defender el reinado de Cristo desde un sistema liberal. No se puede meter a Cristo con calzador, porque o se está con Cristo o contra Cristo.
En este proceso de descristianización de la política, es doblemente doloroso ver la actitud de los medios católicos conservadores ante noticias como esta. Fieles a su estrategia conservadora, se limitan a aceptar todos los cambios de la revolución y se lanzan a hacer entrevistas triunfalistas a un demócrata liberal, que es capaz de «compaginar» su liberalismo con el reinado social de Cristo. Pura incoherencia.
Tarradas tiene que elegir entre la democracia liberal o Cristo Rey, porque no se puede servir a dos señores.
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas