En una de sus magníficas homilías del mes de mayo, el Padre D. José Ramón Gallardo explicaba que, así como algunas personas son más propensas que otras a caer en el pecado, lo mismo ocurre con algunos países, poniendo como ejemplo a China y EE. UU. China es un país comunista y el Padre explicaba cómo el dragón (figura que el catolicismo ha relacionado siempre con el diablo) forma parte de su cultura. Dragones adornan sus vasijas y sus ropas y forman parte de su vida cotidiana. Por otro lado, EE. UU. es el país fundado en las libertades de perdición: la libertad religiosa, la libertad económica, etc.
León XIII, en la encíclica Quod Apostolici numeris, definió el comunismo como «mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte».
Pío XI en su encíclica Divini Redemptoris explicaba cómo el liberalismo ha preparado el camino del comunismo:
«Para explicar mejor cómo el comunismo ha conseguido de las masas obreras la aceptación, sin examen, de sus errores, conviene recordar que estas masas obreras estaban ya preparadas para ello por el miserable abandono religioso y moral a que las había reducido en la teoría y en la práctica la economía liberal. Con los turnos de trabajo, incluso dominicales, no se dejaba tiempo al obrero para cumplir sus más elementales deberes religiosos en los días festivos; no se tuvo preocupación alguna para construir iglesias junto a las fábricas ni para facilitar la misión del sacerdote; todo lo contrario, se continuaba promoviendo positivamente el laicismo. Se recogen, por tanto, ahora los frutos amargos de errores denunciados tantas veces por nuestros predecesores y por Nos mismo. Por esto, ¿puede resultar extraño que en un mundo tan hondamente descristianizado se desborde el oleaje del error comunista?».
Así la Iglesia siempre ha condenado el comunismo y el liberalismo como dos ideologías perversas.
Sin embargo, entre liberales y comunistas se cultiva un odio perverso como si de dos demonios que compiten por la perdición de las almas se tratara.
Así vemos en nuestro país cómo medios liberales tales Libertad digital practican la crítica sin misericordia al comunismo y por su parte medios socialistas como El País y medios comunistas hacen lo mismo con el liberalismo.
Hace días el diario El País criticaba como un ataque a la libertad de expresión y a la libertad de enseñanza de los profesores, «que más de la mitad de los Estados de Norteamérica hayan aprobado normas que animan a denunciar a los docentes que hablen de sexismo o no traten el Holocausto desde el punto de vista de ambos lados. Esta norma se sumaría a las 155 conocidas como “leyes mordaza” que funcionan ya en 34 de los 50 Estados de EE UU y que limitan lo que los docentes pueden enseñar sobre temas como la raza, la identidad de género e incluso la historia del país».
Ambas ideologías terminan en totalitarismos y se les pueden aplicar estas palabras de León XIII en su encíclica Quod Apostolici numeris:
«De aquí que, con una nueva impiedad, desconocida hasta de los mismos gentiles, se han constituido los Estados sin tener en cuenta alguna a Dios ni el orden por Él establecido. Se ha vociferado que la autoridad pública no recibe de Dios ni el principio, ni la majestad, ni la fuerza del mando, sino más bien de la masa del pueblo, que, juzgándose libre de toda sanción divina, sólo ha permitido someterse a aquellas leyes que ella misma se diese a su antojo. Impugnadas y desechadas las verdades sobrenaturales de la fe como enemigas de la razón, el mismo Autor y Redentor del género humano es desterrado, insensiblemente y poco a poco, de las Universidades, Institutos y Escuelas y de todo el conjunto público de la vida humana».
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas