La segunda ola de coronavirus ha golpeado fuertemente a Sevilla. A los médicos desbordados se suman las penosas condiciones laborales que sufren los sevillanos. La orden de San Juan de Dios ha puesto recientemente una iniciativa en marcha. Su intención es ayudar a los afectados por la «nueva normalidad» a buscar empleo, ante las situaciones en que se encuentran. Familias afectadas por un ERTE, sin protección alguna. O con subsidios para desempleados, que en ocasiones no llegan a 500 euros. Los comedores sociales reciben al triple de personas.
Esto quizás no preocupa a la sociedad putrefacta en que vivimos. Lo importante sigue siendo la satisfacción de los placeres más aviesos. Y cumplir religiosamente las medidas restrictivas, aunque en muchos casos atenten contra el sentido común.
Esto es la nueva normalidad. Familias encerradas, víctimas de lo que el televisor les vaya induciendo a creer. Jóvenes —y no tan jóvenes— cuyo horizonte laboral es cargarse una mochila al hombre y recorrer la ciudad entera en bicicleta. Pagar a duras penas el ruinoso alquiler de una vivienda penosa. Alimentarse de precocinados y otras repugnancias.
Y mientras, colas y colas en instituciones de la beneficiencia. Llenas de aquellos que la sociedad ignora. Que pagan los platos rotos de un sistema que hace aguas por todas partes. Si esto es la normalidad, que me lo expliquen dos veces.
Rodrigo Loizaga, Círculo Hispalense