España, primer consumidor mundial de ansiolíticos

Foto: Cecilia Corradetti

La España del bienestar se sitúa a la cabeza en el consumo de medicamentos como Valium, Trankimacin y Orfidal. Todos ellos implican un gran riesgo de dependencia y traen consigo importantes efectos adversos.

Los datos vienen recogidos en el informe de 2021 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de Naciones Unidas. Según él, los españoles baten todas las marcas en lo que ingesta de benzodiacepinas se refiere. Esto se traduce en que, de cada 1000 españoles, 110 consumen —como mínimo— una dosis al día.

Esta tendencia al alza viene de lejos, tal y como consta en los registros de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS): «Entre el año 2010 y 2021, el consumo de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes aumentó en más de 10 puntos». Estas cifras manifiestan una situación de fragilidad social que, como era de prever, era susceptible de agravarse ante cualquier contrariedad: «Sólo entre 2019 y 2021 el aumento del consumo ha sido de más de 6 puntos. Los efectos de la pandemia son evidentes».

Cada nuevo estudio revela el problema grave y profundo de una sociedad a la deriva, abandonada a un liberalismo que desarraiga al individuo de la familia, con todo lo que de ello se deriva. Así, la Encuesta de 2021 sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) informa que: «un 13,6% de los adolescentes consumen estos psicofármacos, el porcentaje de chicas es casi del doble y el 7,2% lo hace sin receta médica». Esto refleja de un drama que augura un futuro desesperanzador: según la OCU un 13,6% de los adolescentes consumen estos psicofármacos. El porcentaje de chicas es casi del doble y el 7,2% lo hace sin receta médica. Parece que  «la libertad de bragueta» no da lo que promete.

Así, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), hemos pasado del 20% de los españoles con tratamiento psicológico o psiquiátrico al 40% tras la pandemia.

¿Esto es el Estado del Bienestar?  

Agencia FARO, Círculo Tradicionalista de Baeza. R. Gómez Bastida.