El pasado 25 de mayo del 2022, Salvador Ramos, un joven de 22 años, después de disparar a su abuela, se dirigió con un rifle de asalto a su antigua escuela y disparó y mató a 19 niños entre 10 y 11 años y a 2 profesoras. Según diversos medios de comunicación había sufrido durante su escolarización acoso por parte de sus compañeros y la madre tenía problemas con las drogas.
No es la primera vez que en EE.UU. se da un suceso parecido. El 20 de abril de 1999 un par de jóvenes perpetraron una matanza de similares características en una escuela secundaria en Colorado: la masacre de Columbine. Antes de suicidarse, los dos jóvenes asesinaron a 12 estudiantes y a un profesor. También se relacionó el suceso con el acoso que sufrían los estudiantes.
Además del acoso escolar, la mayoría de los medios han atribuido este terrible desenlace al fácil acceso a las armas de fuego de la sociedad estadounidense.
Sin embargo, cabe preguntarse hasta qué punto estos dos factores pueden desencadenar un desenlace tan desproporcionado.
Durante la pandemia, muchos medios se han hecho eco de multitud de estadísticas y estudios sobre el incremento de los problemas de salud mental de los jóvenes. De las últimas estadísticas publicadas por la Fundación Mutua Madrileña y Fundación FAD Juventud, más de la mitad de los jóvenes admite tener problemas de salud mental y el 43,9% ha tenido ideas suicidas durante el último año. Esto que se ha publicado en España puede ser extensivo a otros países.
También han sido muy frecuentes las noticias en los últimos años sobre el incremento de posesiones diabólicas especialmente en jóvenes. Uno de los mayores problemas con los que se encuentran los sacerdotes exorcistas es distinguir los problemas mentales de las posesiones diabólicas.
Independientemente de toda la casuística que pueda rodear este terrible acto, hay un problema de fondo, que no es otro que la construcción de una educación y de una sociedad contra Dios.
En este sentido, pueden ser muy apropiadas las palabras de Marcel Clement en su artículo La educación: principios y fundamentos:
«Madurez física, moral, intelectual no pueden ser adquiridas de forma armoniosa y viva más que en cooperación con la gracia de Dios. Esto se ha convertido en una evidencia cotidiana desde que la escuela sin Dios y sin moral moldea una juventud dolorosa, decepcionada o rebelde, escéptica o en búsqueda permanente. Es la vida de la gracia en el niño, es después en el adolescente la luz de la Revelación, son las virtudes teologales, las que unifican y perfeccionan los diversos aspectos de la total madurez humana. Todos nosotros lo sabemos: cuando la gracia es rechazada o expulsada, la misma naturaleza se corrompe, se mutila o se niega».
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas