En los últimos años los medios católicos se han hecho eco del alarmante número de posesiones diabólicas en el mundo. Las prácticas esotéricas, el satanismo, la brujería, internet, las sectas, el aborto y la creciente secularización, entre otras causas, han provocado el aumento de este preocupante fenómeno.
Del 16 al 21 de mayo se celebró en Roma, organizado por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, la XVI Edición del Curso sobre exorcismo y plegarias de liberación, uno de los que más renombre tiene en esta materia. Este curso ha reunido a más de 100 sacerdotes, religiosos y seglares interesados por el grave problema de la posesión diabólica. En el mundo hay 800 sacerdotes exorcistas, de los cuales 290 están en Italia, 37 en España y el resto repartidos por el mundo.
Si bien es cierto que la sociedad camina hacia una total descomposición y el diablo no desaprovecha la ocasión, también dentro de la propia Iglesia podemos encontrar razones que ayudan a comprender el porqué del aumento de posesiones diabólicas. Entre otros muchos motivos, pueden mencionarse la ineficacia de los nuevos ritos y la falta de fe en el poder que Cristo ha dado a la Iglesia para expulsar a los demonios.
Resulta sorprendente que, en dicho curso, se haya contado con representantes de falsas religiones —asistió un experto en exorcismo del islam suní— así como como un miembro de la «iglesia anglicana». Tampoco faltó un ponente de la «iglesia ortodoxa» y hubo espacio para un pentecostal. Más sorprendente aún fue la declaración que hizo Luis Ramírez, coordinador del curso antes mencionado, pues para él, contar con ellos «será un puente con otra realidad en la que el fenómeno existe y el rito es eficaz».
En el año 2001, en una entrevista realizada al P. Amorth, exorcista muy reputado del Vaticano, el sacerdote declaraba abiertamente a raíz de la traducción del nuevo ritual de exorcismos, que los ritos que ahora se utilizan para los exorcismos ya no son tan eficaces como los de antes. En palabras suyas: «Un ritual tan esperado, al final, se ha transformado en una farsa. Un increíble obstáculo que podría impedirnos actuar contra el demonio».
En palabras del P. Amorth el nuevo ritual es un arma sin filo en el que se han eliminado las oraciones eficaces, oraciones que tenían doce siglos de existencia y han sido substituidas por nuevas oraciones ineficaces.
Seguía explicando el experimentado exorcista cómo el mayor éxito de Satanás ha sido hacer creer que no existe. Incluso dentro de la Iglesia. «Tenemos un clero y un episcopado que han dejado de creer en el demonio, en los exorcismos, en los males extraordinarios que puede causar el diablo, y ni siquiera en el poder, que nos ha dado Jesús, de expulsar a los demonios. Desde hace tres siglos, la Iglesia Latina (…) ha abandonado casi, completamente, el ministerio del exorcismo. Al no practicar los exorcismos, al no estudiarlos y no haberlos visto nunca, el clero ya no cree en ellos. Pero ni siquiera cree en el diablo. Tenemos episcopados enteros que se muestran hostiles a los exorcismos».
Concluye el sacerdote su entrevista confesando que legiones de demonios parecen haberse instalado en el Vaticano y que esa siempre ha sido una estrategia victoriosa del enemigo: conquistar los altos mandos, sobre todo cuando las defensas del adversario son débiles.
«Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino?» (Lc, 11).
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas