Hace días el P. Jorge López Teulón comentaba en una entrevista su libro de reciente aparición Inspirados por Satanás, y citaba, apoyándose en beatos y mártires, algunos ejemplos de la persecución religiosa durante la Guerra española del 36. A lo largo de la mencionada entrevista, el sacerdote va abundando en la maldad del comunismo y en cómo el leninismo y el estalinismo buscaron en España con saña el exterminio de todo lo católico. Habla también del odio detrás de la persecución y cómo en tan poco tiempo una persecución hizo tantos estragos. Describe la destrucción de iglesias y las blasfemias, sacrilegios y profanaciones perpetradas; las mutilaciones y quemas de imágenes religiosas y cómo los sacerdotes seguían celebrando el sacrificio de la misa en sótanos y a escondidas. También el autor del libro habla de cómo los mártires murieron perdonando y del plan diabólico detrás de hacer desaparecer la Cruz del paisaje español.
Sin embargo, décadas después de la guerra y ahora ya en un ambiente de pacífica democracia podemos preguntarnos qué ha sucedido para que lo que la satánica persecución religiosa del 36 no consiguió, lo haya rematado este panorama político en el que nos encontramos.
Podríamos hablar de leyes inspiradas por Satanás: divorcio, aborto, eutanasia… Podríamos hablar de cruces mutiladas y derribadas por los poderes públicos amparados en leyes de memoria histórica y podríamos hablar de sacrilegios y profanaciones del sacrificio de la misa. Y cabría preguntarse qué papel han interpretado los católicos ante semejantes abusos: de martirio como hicieron durante la cruzada o de connivencia con los poderes públicos.
Cabe recordar las palabras de Pío IX en 1871 pronunciadas en referencia a Francia, y aplicarlas a España: «Debo decir la verdad a Francia. Hay en ella un mal más temible que la revolución de la Commune, con sus hombres escapados del infierno, que han paseado el fuego por París. Este mal es el liberalismo católico».
Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas