El periodista carlista Fructuoso Pérez Márquez ha sido uno de los 27 mártires beatificados el pasado sábado 18 de junio en la Catedral de Sevilla. La ceremonia de beatificación, aprobada por Francisco en diciembre de 2019, se celebró a las 11:00 y fue presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para la Causa de los Santos.
Todos los mártires pertenecían a la Orden de Predicadores, que ha promovido la beatificación: veinte de ellos eran sacerdotes, estudiantes, novicios y hermanos del convento de Almagro; otros cinco eran frailes del convento de Almería; además, una monja de Huéscar y, finalmente, nuestro hombre, seglar de la Tercera Orden. Todos recibieron la corona del martirio durante la Cruzada de 1936.
Fructuoso Pérez Márquez nació en Almería un 9 de febrero de 1884. Tras los estudios primarios ingresó en el seminario diocesano, en el que permaneció hasta que la muerte de su padre le obligó a trasladarse a Valparaíso (Chile) con su tío, el canónigo Andrés Márquez. Católico ferviente, ingresó en la Tercera Orden de los dominicos siguiendo la costumbre familiar. Poco después de su regreso a España comenzó su fecunda carrera periodística en el diario tradicionalista almeriense La Independencia —propiedad de su tío político y mentor Juan José Vivas Pérez— primero como redactor y, más tarde, como administrador y director; también ejerció de corresponsal de otras cabeceras tradicionalistas importantes, como las madrileñas El Correo Español y El Siglo Futuro.
Durante su labor periodística, y como era habitual entre las filas tradicionalistas, fue denunciado y procesado en varias ocasiones; también La Independencia sufriría el acoso y derribo de los elementos anticlericales de la ciudad. En sus artículos expuso siempre la doctrina de la Iglesia desde la más exquisita ortodoxia.
Sólo por su condición de católico fue detenido por los rojos el 26 de julio de 1936 y encarcelado, más tarde, en un buque prisión del puerto de Almería. El martirio le llegaría la madrugada del 15 de agosto: Fructuoso Pérez fue conducido a la playa de La Garrofa junto con otros muchos católicos almerienses. Entre ellos estaba Juan José Vivas-Pérez Bustos —beatificado en 2017— también carlista, hijo del que había sido su mentor y con quien compartía entonces la propiedad de La Independencia. Todos fueron salvajemente fusilados y arrojados al mar.
La beatificación de Fructuoso Pérez Márquez ha llegado en un momento oportuno: junio es el mes del Sagrado Corazón, y precisamente nuestro hombre fue uno de los principales promotores de la consagración al Sagrado Corazón de la ciudad de Almería, orquestando desde La Independencia campañas periodísticas de apoyo a la misma y formando parte (junto con el mencionado Juan J. Vivas-Pérez Bustos) de la Comisión encargada de la construcción del monumento que la inmortalizó y que hoy preside y bendice la ciudad.
Menos oportuna, en cambio, ha sido la presentación de las beatificaciones por las autoridades eclesiásticas españolas, llevada a cabo con las calculadas imprecisiones habituales. La hipócrita referencia a los «dominicos mártires del siglo XX en España», que fueron «asesinados a causa de su fe, entre el verano del año 1936 y comienzos de 1937», descontextualiza y politiza por omisión el martirio de los beatificados.
Igualmente imprecisa, aunque algo menos temerosa, es la presentación del Dicasterio de la Causa de los Santos, que en su web oficial refiere que «los horrores de la persecución anticristiana, ocurridos antes y durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fueron perpetrados en odium fidei». En el mismo sentido se expresó el propio Papa Francisco después del Ángelus del domingo 19 de junio, el día posterior a las beatificaciones: «Todos [fueron] asesinados por odio a la fe en la persecución religiosa que ocurrió en España en el contexto de la guerra civil del siglo pasado».
El «contexto de la guerra civil del siglo pasado» no es otro que el de la Cruzada de 1936 que liberó a España de la impiedad que caracterizó el periodo político precedente y durante la cual se desató la más brutal persecución religiosa de la historia de la Iglesia, que llevó a miles de católicos españoles a recibir la corona del martirio. Entre ellos, el hoy beato Fructuoso Pérez Márquez, a quien saludamos con la boina mirando al cielo.
Agencia FARO