San Pedro, patrono de los pastores

Rebaño de ovejas

Al acabar junio, destaca la gran festividad de San Pedro, el primer Vicario de Cristo. En las regiones ganaderas de las Españas, ha sido y continúa también siendo el tradicional y santo patrono de pastores y ganaderos, celebrándose grandes fiestas y procesiones: se degustan corderos y cabritos acompañados de queso artesano, se corren toros y en algunas localidades, como la bellísima y gaditana Grazalema, todavía se oyen sobrecogedoras y estruendosas cencerradas con algazara de esquilas y cencerros, cuernos y caracolas pastoriles.

El gremio ganadero de antiguo, tuvo muy en cuenta las santas palabras del Evangelio de Nuestro Señor a San Pedro ―«Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas»― y en multitud de sierras y montañas de las Españas perdura su nombre a través de términos, ermitas serranas e iglesias (Eso, sí, en las costas, San Pedro es el gran patrono de los pescadores, por razones obvias).

Y es que en junio se esquilaban las ovejas, se vendía la lana, y se cerraba un gran ciclo de actividad silvopastoral, estratégica hasta la injusta suspensión liberal de la Mesta. La fiesta de San Pedro, 29 de junio (popularmente San Pedro borreguero), se instaura entonces como el momento idóneo para que pastores y ganaderos se reúnan y concierten sus acuerdos, problemas de usos de pastos, etc

La lista de localidades que lo festejan es interminable pero vamos a citar algunos ejemplos.

En Otero de Guardo (Reino de León, actual Palencia), el día de San Pedro, 29 de junio, se celebraba la gran fiesta organizada por el gremio ganadero, resaltando el papel de los diversos pastores que los ganaderos contrataban y que regalaban los quesos fabricados en la primavera para la merienda cena popular.

Para la ciudad de Burgos, desde antiguo la lana era la savia de su actividad mercantil y las fiestas de San Pedro han llegado hasta hoy, donde resuena su brillante pasado lanero, textil y ganadero.

Lejos de allí, en la sierra gaditana de Grazalema y Benaocaz, los pastores solemnizaban las Vísperas de San Pedro con una impactante cencerrada que desde la mañana hasta la tarde recorría sin descanso todas las calles del pueblo haciendo sonar rítmica y con arte flamenco diversidad de esquilas, cencerros de todo tipo y tamaño, cuernos y caracolas, anunciando la festividad de su patrón,  pidiéndole cantando que ahuyentase los males y que abriese las puertas del cielo a sus difuntos.

Hay que recordar que en las enriscadas dehesas de encinas, quejigos, pinsapos y pinos de esta bella serranía se apacentaban más de 60.000 cabezas de las famosas ovejas merinas grazalemeñas, base de una tradicional y próspera industria textil de mantas y ropa de abrigo. Estos rebaños, además, alimentaban a un sinnúmero de espectaculares quebrantahuesos, abantos, buitres, etc.

En la bellísima Sierra de San Pedro en Extremadura y en Sierra Morena, como también en la burgalesa de Barbadillo del Mercado se celebraba San Pedro Borreguero junto al «ajuste de los pastores», juramentado a la puerta de las ermitas y humilladeros, tras la santa Misa. Se cerraban los contratos orales de este día como de sagrado cumplimiento por ambas partes. En multitud de sabanas indianas, punas y pampas y hasta las montañas novohispanas de la Sierra de San Pedro Mártir, se celebra con gran devoción esta solemnidad, habiendo todo tipo de festejos imaginables y productos textiles y alimenticios típicos. Impresionantes las coloridas danzas y  maravillosas canciones a todo lo largo de los Andes en estas fechas. Dignas de resaltar y adquirir en estos días las multicolores e impresionantes alfombras de lana de llama y alpaca, como las que se venden en el Mercado de San Pedro en el Cuzco y toda la sierra peruana y boliviana.  

La solemnidad de San Pedro encumbraba y consideraba, daba importancia y prestigio a los encargados de cuidar los rebaños y ganados, base económica y sostenible de muchas comarcas montañosas hispanas. Su olvido, ha venido paralelo al desprestigio de la ganadería y el mundo rural por parte del ámbito urbano. Este abandono de la ganadería viene parejo a la extensión de terribles incendios forestales que destruyen la riqueza natural de las Españas y afectan a nuestro propio futuro espiritual y temporal.

En estos días en torno a San Pedro y hasta el domingo es típico el comer calderetas de cordero o cabrito, asados de toro y pitanzas pastoriles, guisos de llama, etc., así que, estimados lectores, celebren San Pedro borreguero y apoyen la ganadería extensiva, compren unas raciones de vaca, cordero, cabrito, llama, etc., acompañadas de los insuperables quesos hispanos y el vino correspondiente de su tierra solar. 

Juan Andrés Oria de Rueda y de Salgueiro. Doctor Ingeniero de Montes. Círculo Barrio y Mier de Palencia