«Putin, no vas a ganar».
Con estas serviles declaraciones abría la Cumbre de la OTAN el presidente de España, Pedro Sánchez, que como no tiene problemas para controlar el flanco sur de la OTAN, esto es, nuestra frontera con Marruecos, se preocupa por los problemas que tienen los Estados Unidos con el flanco este, que está constituido por un terrible bloque «socialista» —Rusia y China— tan inexistente como el socialismo del partido que ahora nos «desgobierna».
Esto es así porque en este momento histórico no nos encontramos ante una Guerra Fría —cálida en Ucrania— entre sistemas antagónicos, sino que, tal y como explicamos en un artículo anterior sobre el AUKUS, nos hallamos ante una lucha por la dominación mundial a largo plazo entre unas naciones orientales en las que el hombre se dignifica en tanto en cuanto el hombre trabaje hasta la extenuación —sin más aspiraciones que el propio trabajo— como pieza esclava y sumisa del sistema productivo, y unas naciones occidentales lideradas por los Estados Unidos en las que el hombre asimismo se dignifica por su capacidad productiva, pero donde se nos conceden miríadas de placeres de consumo, tanto para satisfacer la ingle como para satisfacer el corazón con sucedáneos de virtud, que nos sirven de narcóticos para acudir a trabajar con una oligofrénica sonrisa de oreja a oreja y, por supuesto, agradecidos con nuestros magnates y gobernantes.
Tan es así que las grandes compañías de la industria capitalista yanqui han declarado que financiarán el aborto de sus trabajadoras si, ahora, tras el cambio de posición del Supremo, se encuentran en un Estado donde el aborto esté prohibido, puesto que les sale más rentable económicamente financiar un asesinato que conceder bajas de maternidad. Vamos que, si eres una mujer digna, te tienes que autorrealizar en la esclavitud de un trabajo mileurista que te consume la vida, también el alma, en vez de entregarte por entero a tus criaturas.
Al final va a ser verdad el dicho de que «trabajamos como chinos».
Y esto es importante señalarlo porque Pedro Sánchez, que tiene un conflicto abierto en el sur de nuestra Patria y que tiene intereses en la resolución del conflicto del Sáhara Occidental, se ha satisfecho con una superficial mención a Mauritania en el documento de la Cumbre, mientras nos introduce en una serie de conflictos en los que, sin ser de nuestro interés directo, vamos a actuar como auténticos cipayos de los Estados Unidos: posición frontal contra Rusia —«Putin, no vas a ganar»—, para que los Estados Unidos nos vendan el gas y las materias primas el doble de caras, y enemistad manifiesta contra China, nación que no me causa ninguna simpatía pero con la que no tenemos ningún conflicto histórico relevante. Y todo ello a la vez que la OTAN se blinda y traslada la sede de sus preocupaciones del Atlántico al Indo-Pacífico —le van a tener que modificar el nombre a la organización—, un entorno poco interesante para España que, por el contrario, debería tener la mirada y el corazón clavados en África y en las Américas.
Además, por pacto expreso de nuestro muy independiente presidente y el vigoroso y lúcido presidente de los Estados Unidos, va a aumentar napoleónicamente la presencia militar yanqui en nuestro territorio.
Este servilismo rastrero de nuestros gobernantes ha quedado retratado para la posteridad en la imagen que encabeza este artículo, en la que Joe Biden abraza a nuestra primera ministra consorte, Begoña Gómez.
Pedro, Pedro, ¡que no solo nos rapiñan la Patria, sino que te levantan a la mujer!
Pablo Nicolás Sánchez, Navarra