Boric: breve crónica de un fiasco (I)

Boric. Foto: AP

Han pasado ya casi cuatro meses desde que en marzo de 2022 Gabriel Boric fue nombrado Presidente de Chile, y ya hay suficiente material como para evaluar pausada y contundentemente su gestión. En una palabra: fiasco, fiasco absoluto; el mayor fiasco de la historia contemporánea de Chile. Un gobierno totalmente inepto, ineficiente, incapaz, débil, sin ninguna, ni la más mínima capacidad y habilidad política ni de dirección de procesos políticos. Es un espectáculo penoso de un hombre débil, castrado mentalmente que intenta dirigir el país. Pero que a diferencia de héroes y próceres del pasado, que teniendo todo en contra salieron fortalecidos, Boric se hunde más y más y no lucha. Esta nueva izquierda progresista y postmoderna es un fiasco por donde se le mire, tanto en España como en Chile.

Boric se sitúa al frente de un país desintegrado por el 18 de octubre de 2019, el famoso estallido «social» ―que no es estallido, sino una insurrección anarco-comunista revolucionaria―, la pandemia de covid 19, los irresponsables manejos económicos con los retiros de los dineros de las pensiones, la inflación desatada, el dólar por las nubes; un escenario de delincuencia y criminalidad del que no se tiene memoria en Chile, con una enorme participación de delincuentes caribeños producto de las insensatas políticas de inmigración masiva a ejemplo y copia de lo que hacen los países europeos, especialmente con colombianos y venezolanos de baja extracción social; en suma: un país dividido y confrontado socialmente producto de ideologías subversivas, un país fragmentado por el proceso constituyente dirigido por la patética y estúpida Convención Constitucional. Estos son ―sólo por mencionar― algunos aspectos problemáticos del Chile de hoy, ante el cual la respuesta de Boric es nula, silencio: no existe, no hay autoridad. Rige la anarquía, y tal como plantea la izquierda progresista, es un escenario de perfecta falta de cabeza, si bien endémica a la democracia liberal, acentuada en la izquierda progresista. Boric no ha sido capaz de presentar proyectos de ley ni de imponer su programa y agenda de gobierno, sólo formula discursos llenos de tópicos bien pensantes y progresistas para su gente. Su base de apoyo es la juventud millenial o centennial, embobada de ideologías progresistas, cosmopolitas, de izquierda burguesa y urbanita.

Pero, ¿quién es Gabriel Boric? Presidente de Chile con 35 años, el mínimo legal para ser presidente, quizás el más joven en el mundo incluso. ¿De donde surge?, ¿cuáles son sus ideas? Boric surge en el escenario político chileno con las revueltas estudiantiles del 2011-2012, que desafiaron al autocomplaciente gobierno de Sebastián Piñera, el ídolo de la derecha económica y liberal chilena, del país supuestamente exitoso que aspiraba a «primer mundo». Boric entonces como estudiante de Derecho y dirigente de la Federación de Estudiantes de la laicista e izquierdista Universidad de Chile, inaugura la generación de futuros políticos que darán origen al Frente Amplio, quintaesencia de la izquierda progresista chilena, y comienza su carrera política como agitador revolucionario estudiantil. El movimiento estudiantil del 2011 exigía la gratuidad en la educación pública entre otras medidas, radicalizándose cada vez más hacia la extrema izquierda y hacia cuestionamientos desde la izquierda radical al modelo chileno.

En ese contexto de agitación estudiantil, Boric empieza a militar en asociaciones políticas de izquierda revolucionaria y radical, como la Izquierda Autónoma, conglomerado que sintetizaba la radicalidad de la izquierda surgida de Mayo del 1968 francés, el postmodernismo y el progresismo radical con unas tendencias cercanas al anarquismo y al comunismo libertario que formuló el teórico italiano Antonio Negri, discípulo de Gramsci. Esta izquierda autonomista postula la organización de los colectivos «oprimidos» para auto-emanciparse sin la dirección de vanguardias partidistas al estilo comunista clásico, sino que, siguiendo las tesis de Rosa Luxemburgo, se trata de que las masas ejerzan su acción «espontánea» para instaurar una auténtica democracia socialista, corrigiendo lo que ven como desviación del marxismo leninismo, el partido único y el totalitarismo de Estado. Es una tendencia que se entronca con el anarquismo y vanguardias radicales del Mayo francés de 1968 como el situacionismo. Similar al planteamiento de Podemos en España. Algunos lo llaman comunismo consejista, tomando la fórmula de los consejos revolucionarios de Baviera 1919, sin la dirección de un Partido omnipotente como en la Rusia soviética. Buscan instaurar un Estado de Consejos o Estado Comunal, con poder local autonomista supuestamente independiente del poder central. Posiblemente ellos mismos estudiaron dichas doctrinas y las subvirtieron con izquierdismo y democratismo revolucionario en clave postmoderna. En cualquier caso, el resultado final que persiguen es disolución del Estado Nación moderno por un conjunto de comunas y consejos en que se funda la interseccionalidad. Por eso Boric es tan anti autoritario, tan «democrático», por su formación en la Izquierda autonomista; es el perfecto tipo humano que dichas ideologías promueven, un hombre emasculado y muy débil. Un «soja» como dicen en Internet. Muy lejos del férreo militante leninista, símil revolucionario y comunista del arquetipo del Cruzado católico.

(Continuará)

Juan Antonio Santander, Círculo Tradicionalista Antonio de Quintanilla y Santiago