CIUDAD DE MÉJICO. – Después de dos años consecutivos de «celebraciones virtuales» debido a la peste coronovírica, la noche del pasado 15 de septiembre retornaron los festejos por el «grito de Dolores», encabezados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ante un Zócalo abarrotado y ataviado con los colores de la bandera de la república.
El presidente de turno dio el grito como es costumbre, en emulación al que diera a la sazón Miguel Hidalgo y Costilla párroco de Dolores Guanajuato en 1810, y que con ello inició el levantamiento de secesión, mal llamada independencia.
En esta ocasión López Obrador gritó vivas a los «héroes» acostumbrados: el mismo Hidalgo, Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez y Morelos, personajes que estaban imbuidos con las ideas de la ilustración francesa y extranjerizante. Añadiendo además a los «héroes anónimos» de la supuesta lucha de independencia.
No podían faltar los vivas a los principios abstractos y equívocos como la «libertad», «democracia», «justicia», entre otros, además de la ya mencionada en otros años por el presidente, la llamada «fraternidad universal» para rematar el sentimiento populista y demagógico aceptable para las masas concentradas en la Plaza de la Constitución, llamada así en «honor» a la gaditana de 1812, a la que le debe el principio liberal de «soberanía nacional» también vociferado por el mandatario.
Los invitados internacionales de López Obrador fueron entre otros, el expresidente de Bolivia Evo Morales, la hija de Ernesto «Che» Guevara, descendientes de Martin Luther King, el también expresidente de Uruguay José Mujica, entre otros.
Parece que aún no se advierte que el origen maquiavélico del «grito» fue siempre buscar términos a modo de etiquetas para engañar a los pueblos, desde Allende recomendando a Hidalgo gritar vivas a Fernando VII, pues, decía: «los indios eran indiferentes al verbo libertad», hasta los actuales «¡mueran el clasismo y la corrupción!», y si se quiere ser congruente con esa tradición popular, debemos comenzar a repetir en nuestros días ese mismo grito, no a modo de engaño inmoral, sino de llamamiento real con todo lo que implica: un ¡Viva Enrique V!
Agencia Faro, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.