Situación en Perú tras sus últimas elecciones regionales

Detalle de una caricatura de un proceso electoral de 1858

Vivimos en tiempos interesantes, sea para bien o para mal. En unos artículos ya publicados en este periódico predecía con cierta antelación, aunque pecando de optimismo, un colapso rápido del presidente Castillo. Ciertamente la erosión de su gobierno avanza con pasos firmes, pero en una antítesis de la temeridad quijotesca, se mantiene terco en el poder. Procederemos a analizar los resultados de los últimos procesos electorales en el país.

No sorprende la demostración de descontento popular hacia el actual gobierno. Podemos ver esa situación en el norte del país. En las ciudades de la costa norte se repartieron la victoria grupos cercanos al empresario César Acuña o afiliados al partido conocido como Somos Perú, que alberga entre sus filas al cuestionable expresidente Vizcarra. Somos Perú es un partido todoterreno en el que militan tanto políticos de antiguas bancadas como del expresidente Kuczysnki y otros dirigentes regionales, como el lamentable alcalde de Trujillo, que permitió en su anterior cargo como alcalde del distrito de Moche la exhibición de unos nefastos huacos eróticos.

En la región del norte de los Andes el resultado es similar. Se pueden hacer dos observaciones curiosas, a pesar de la aparente victoria de Somos Perú en la zona de Cajamarca, se escuchan voces que reclaman más al partido de Perú Libre que al presidente Castillo, este fenómeno será digno de estudio para más adelante. Además, en las zonas de la Selva Alta hay una situación semejante, con Somos Perú y los partidos regionalistas ganando las alcaldías de las capitales regionales. Tampoco faltan ganadores con pasados cuestionables, como es el caso del actual gobernador de la región de San Martín, Walter Grundel, implicado en cuestiones de lavado de dinero, lo que le une con su homólogo loretano, Chávez Silvano.

Por lo tanto, el nexo común del partido de centroderecha y el regionalismo constituye un binomio y su futura evolución en el norte del país será digna de seguimiento y observación.

Antes de pasar a la Sierra Sur cabe anotar que la Selva Baja, específicamente en el departamento de Madre de Dios es la única zona donde triunfó Luis Otsuka Salazar, que concurría en las listas del partido del antiguo candidato presidencial Hernando de Soto. Salazar comparte el pasado del antiguo gobernador, con nueve investigaciones fiscales relacionadas a la minería ilegal, lo cual podríamos considerar una ironía curiosa conociendo las posiciones pro libre mercado del partido de Soto Avanza País.

En la Sierra Sur se repite un patrón único. A pesar de que hay victorias de movimientos regionalistas, muchos de ellos se consideran pragmáticos y aunque tienen una posición crítica –o pragmática, como insiste en afirmar el gobernador actual de Moquegua, para «sacar a lagartos y lagartijas»–. La mayor crítica es que no cumplen sus promesas, motivo por el cual existe tanto en Arequipa como Apurimac, otra corriente anti- Perú Libre pero pro Castillo en algunos movimientos regionales, relegando así al otrora partido oficial victorioso en alcaldías pero aún con ciertos potenciales apoyos políticos.

También destacamos cómo en Ancash, aunque con mínima fuerza, hubo una parte de la población que votó por el Movimiento de acción nacionalista peruano. El mencionado Movimiento intenta emular una suerte de nacionalismo popular peruanista en contraposición al etnocacerismo por poner de ejemplo de fenómeno en crecimiento y que suele ser la primera fase de muchas clases de hispanismo que tenemos en el país.

Como análisis final se puede notar que los partidos «tradicionales» o «históricos» andan heridos mortalmente, muchos ya oficialmente. Los que prevalecen, como Somos Perú tienen una ruta difícil, ya que sus vínculos con el ahora investigado expresidente Vizcarra −del cual cabe añadir que el actual gobernador virtual de Moquegua y anteriormente cercano a él lo denunció públicamente− pueden ser una amenaza, al igual que su plataforma todoterreno. Por ello, a pesar de que los movimientos regionalistas barrieron a Castillo y Perú Libre, otros que desean aún cooperar con el presidente sólo estarían allí para prolongar un mandato que ya es sostenido por intereses internos y resentimiento. Por lo tanto, a pesar de existir una oportunidad sana incentivando sentimientos regionales alejados de la deriva indigenista, el obstáculo sigue en pie, sea interno o externo.

Para terminar me remito a citar una frase del cronista Floro de Lyon: «Perdidit imperii pariter nomenque decusque, et regnum unitum concidet sorte triforme induperator ibi postque jam nemo putatur. Pro rege est regulus, pro regno fragmina regni», que en español vendría a ser, «nadie podrá ser considerado jefe supremo; donde hubo un rey, hay un reyezuelo, en lugar de reino, pedazos de reino». Creo que resume muy bien el rumbo de la comunidad política peruana e hispanoamericana desde dos siglos exactos y se puede ver sus repercusiones en actos como este.

Maximiliano Jacobo de la Cruz, Círculo Blas de Ostolaza