La «inseguridad intelectual» de la mente moderna (y II)

El filósofo estadounidense John F. Crosby (n. 1944) dando una charla en el Seminario de Verano de 2017 organizado por «The Dietrich von Hildebrand Legacy Project»

Crosby, en pleno período de explosión de la ideología postmoderna bajo la égida de la llamada Revolución Cultural, sostenía, con razón, la imposibilidad de toda auténtica y genuina oposición o «guerra cultural» que no se basara sobre el sostenimiento de la verdad religiosa y racional, frente a otros argumentos que, si bien no necesariamente son inválidos o falsos, no pueden constituir el cimiento último del rechazo contra las ideas y vicios promovidos por esta última fase destructiva de la Revolución contemporánea anticristiana (por no decir anticrística). Esa vaguedad y fragilidad en sus razonamientos apologéticos, es lo que Crosby (y, en general la revista Triumph) criticaba en los jefes intelectuales de las filas del paleoconservatismo, y que los insertaba, en definitiva, dentro del marco de la mentalidad moderna (a pesar de su aparente oposición a sus efectos).

Crosby lo ejemplifica con el tema del aborto, una de las manifestaciones más criminales de este último estadio de la Revolución: «La mayoría de aquéllos que se oponen fuertemente al aborto, se oponen a él porque es objetivamente malvado. Pero cuando pasan a expresarse y dar cuenta de su oposición, a menudo no se refieren a esta maldad objetiva, confiando, en su lugar, en una especie de tradicionalismo. Así, un excelente libro contra el aborto se expresa de esta manera: “Ellas [las leyes permisivas del aborto] representan un cambio rotundo, un total rechazo de uno de los valores nucleares del hombre occidental, y una aceptación de una nueva ética en la que la vida sólo tiene un valor relativo […]. Éste es un cambio trascendental que golpea a la raíz de la civilización occidental”. Por supuesto, los autores de este juicio están principalmente horrorizados del aborto porque es un crimen tan horrible; pero, ¿por qué, junto con otros muchos defensores de la vida humana, dudan en decir esto? ¿por qué recurren al hecho de que el aborto a demanda derriba la ancestral práctica occidental, y tratan esta práctica como si fuera el fundamento último para su rechazo del aborto? ¿Por qué no, en su lugar, ven el fundamento último para su posición como descansando en la ley moral? ¿Por qué no dicen con K. D. Whitehead en su libro sobre el aborto [Respectable killing. The new abortion imperative (1973)] que el aborto está “mal porque es contrario a lo que aprehendemos como recto orden moral”? ¿o que está mal porque el hombre, como criatura, no tiene derecho a tomar una vida inocente? Esta apelación a la tradición no es exactamente como la de Maurras. Maurras simplemente no creía en el cristianismo. La mayoría de los oponentes del aborto sí, y realmente están convencidos de la inmoralidad del aborto; pero se les intimida a tomar posición contra el aborto basados en la tradición en lugar de en la verdad. Son víctimas de lo que Dietrich von Hildebrand ha descrito como una “inseguridad intelectual”». Merece la pena transcribir lo que sobre este asunto dice el citado filósofo católico germano-americano Dietrich von Hildebrand en su recopilación de ensayos La nueva torre de Babel, publicada en 1953. Afirma lo siguiente: «Un síntoma característico del destronamiento de la verdad es el razonamiento con el que a menudo se refutan las ideologías viciadas y las teorías insulsas. En lugar de probar la falsedad del materialismo, el racismo, el colectivismo, ciertas gentes a menudo ofrecerán el siguiente argumento como el más conclusivo: “Estas ideologías no están en conformidad con la tradición de nuestro país”. En la prensa suiza uno puede encontrar: “El Nazismo y el Comunismo no están en conformidad con la tradición suiza”. En Francia: “Esto está en contra del genio de Francia”… ¿No es alarmante que, incluso cuando nos enfrentamos con estas visiones del Infierno, estas falsas ideologías, podamos rastrear el destronamiento de la verdad en la misma boca de los defensores de la dignidad de la persona y de la libertad? Una profunda inseguridad intelectual se delata a sí misma aquí: un sentimiento de estar mejor resguardado y de colocarse sobre un terreno más firme cuando se apela a un factor tan completamente contingente como el de un “estilo de vida” nacional que cuando se apela a la verdad y los valores objetivos».

El propio Dietrich von Hildebrand no tardaría en observar y denunciar cómo esta mentalidad inhábil para enjuiciar según el criterio de la verdad y la justicia, e invasora del llamado mundo occidental, estaba instalándose también en el seno de la propia Iglesia Católica, manifestándose de manera ya general y sin tapujos a raíz del Vaticano II. Esta última herencia crítica del pensador contra los frutos del Concilio ha sido, a nuestro entender, soslayada por la organización The D. von Hildebrand Legacy Project, fundada en 2004 por Crosby con el fin teóricamente de promover su legado filosófico. Creemos, al contrario, que este legado está más fielmente custodiado y prolongado por la asociación The Roman Forum, inaugurada por el propio Hildebrand en 1968, que preside desde 1991 John C. Rao, y con la que más estaba en sintonía intelectual la segunda esposa y alma gemela del filósofo alemán, Alice von Hildebrand, recientemente fallecida en Enero de este año 2022.

Félix M.ª Martín Antoniano