Ciudad de Méjico.- En la usual conferencia matutina, el presidente López Obrador anunció una reforma a la ley electoral que no requiera el voto de la mayoría para ser aprobada, pues, según sus palabras «es muy importante que haya democracia».
Todo esto ha sucedido después de la marcha organizada por la oposición y grupos conservadores el pasado domingo 13 de noviembre en diversas plazas del país y denominada «marcha por la democracia», cuyo fin fue protestar en contra de las depuraciones que el presidente supuestamente haría con el INE (Instituto Nacional Electoral), López Obrador reacciona este lunes anunciando dichas reformas.
López Obrador anunció que busca reformar los siguientes puntos «sin violar la constitución»: la elección de los consejeros y magistrados del Tribunal Electoral, la posibilidad de la eliminación de los plurinominales, el recorte en su número de 500 a 300. Ha reconocido que lo ideal sería una reforma constitucional, pero según el mandatario esto no sería posible ya que «afectaría a los intereses de las oligarquías que no quieren la democracia» siempre contrarios puesto que la democracia es el «gobierno del pueblo y la oligarquía es el gobierno de las minorías». Concluyó el presidente que todo el esfuerzo que realiza es siempre «respetando la Constitución, pero sin dejar de luchar ya que el dejar de luchar porque dejar de luchar es como empezar a morir».
Todo este «conflicto» parece surgir como preludio de las próximas elecciones presidenciales del 2024, porque tanto los grupos conservadores como el presidencial parecen manifestar su apoyo a la Constitución, afianzando así la dialéctica hegeliana de la que se esperan consensos que medien ambas posturas sin salirse de un supuesto ideal constitucional.
Está claro que el discurso populista presidencial carece de sentido de realidad política, pues evita que se manifieste la falacia acerca de la democracia, ya que en todo régimen acaban finalmente gobernando minorías.
Agencia FARO, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta