Petro y el ELN

El ELN. Foto: The Bogota Post

La contradicción, incluso interna, ha sido una constante del gobierno de Gustavo Petro. Son ya anecdóticos los constantes discursos contradictorios entre los ministros de Petro respecto a la cuestión petrolera, lo cual demuestra una vez más lo frágil que es el llamado Pacto Histórico por lo heterogéneo de sus componentes. Por esta razón es que ya no se pueden tomar muy en serio las audaces afirmaciones de Petro, independientemente de que sean pasadas o actuales. Un ejemplo claro de lo descrito es la actual polémica en torno a la situación del diálogo —o intento de diálogo— con el ELN y las declaraciones de Petro sobre el estado actual de este.

Recientemente Petro, de forma bastante categórica, aseguró que las negociaciones con el ELN habían llegado a un cese al fuego. Poco después el ELN puso en ridículo al presidente al negar la existencia de dicho sece.

Una situación tan embarazosa, como no podía ser de otra manera, despertó la burla y la polémica en las redes sociales. Esto, a su vez, motivó a Petro a anunciar la suspensión del inexistente cese al fuego del que habló. Como si se tratara de una rabieta, está cuestionando públicamente la postura intransigente que, a pesar de que esta guerrilla jamás respetó un cese al fuego o cualquier cosa mínima acordada con los gobiernos anteriores que trataron de negociar, mantuvo por años.

Los fanáticos religiosos de la paz, un ídolo que pervierte el verdadero sentido de la palabra «paz», soltarán la excusa de que se trata de un grupo con autoridades muy dispersas. Los más cercanos a la locura incluso dirán que el ELN es aliado de la derecha. Empero, el hecho evidente de la nula voluntad de diálogo del ELN y la también obvia necesidad de enfrentarlos mediante las armas no es lo único que nos enseña esta situación. Lo que verdaderamente debe llamarnos la atención es la frecuencia con la que Petro afirma cosas de las que no está seguro, cuando no miente directamente. Petro es, en definitiva, un mandatario que no es capaz de dar resultados concretos y mantener el orden entre sus aliados. Él podrá, a lo sumo, limitarse a cumplir con lo que le demanden terceros a los que se debe, no llevar adelante proyectos como la desmovilización del ELN.

Queda claro que el actual gobierno no representa un peligro sólo por la ya conocida agenda de sus patrocinadores, sino también por la incompetencia de propio Petro que, de paso, también puede ser hilarante.

AGENCIA FARO, Colombia. E. Jiménez