PERÚ.- Los actuales disturbios y enfrentamientos comenzaron el pasado mes de diciembre con la destitución del presidente Pedro Castillo, cuando comenzaron a circular rumores que apuntaban a la actual presidente Dina Boluarte, como presunta organizadora de un golpe de Estado contra el presidente saliente.
Dejando de lado el análisis de los antecedentes más remotos de los actores principales en el conflicto —Dina Boluarte y su facción trataron de aislar a Castillo, pero Castillo también tiene un amplio historial de corrupción y enriquecimiento familiar— la tensión se intensificó por el hecho de intervenir el presidente de México, López Obrador, intentando rescatar a Castillo para calmar la población.
Se podría concluir que dos grupos paralelos estaban listos para ganar la situación en esta caída de Castillo, sectores de las Fuerzas Armadas descontentos (aunque el ejército peruano desde buen tiempo limita sus actuaciones) al igual que grupos de izquierda con bastiones principalmente en el sur que preparaban brotes muy violentos. En las últimas semanas ha habido algunos disturbios en diversas zonas del país que fueron en su mayoría sofocados. Incluso planearon tomar la capital, Lima, lo que no pasó debido al despliegue rápido del ejército y policías.
Muchas de esas manifestaciones estaban apagándose, cuando los recientes episodios de violencia (asesinato de un policía y de diferentes manifestantes) han avivado la mecha en el sur de Perú, desde donde miles de campesinos se han movilizado para marchar hacia Lima para pedir la caída del gobierno de la presidente Dina Boluarte.
Agencia FARO, M. Jacobo de la Cruz.