(versión en español más abajo)
Published by: LA ESPERANZA February 6, 2023
We conclude the series on the subject of fascism composed of sections of the book entitled «El problema de occidente y los cristianos» [«The Problem of the West and Christians»] that we are publishing in English and Spanish since last Monday, January 30. The first part can be read here, and this important contribution to the Carlist thought written by Frederick D. Wilhelmsen can be purchased here.
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It remains to say something about the temptation that fascism manifests for some right-wing men and groups, as well as for some pseudo-traditionalists. This attraction is found above all in France today and it also existed during the Second World War. We can affirm the same of Germany before the war and before the true barbarism of Hitler was revealed.
The same phenomenon can be found today sporadically in Latin America and still within the European continent. The causes of this flirtation are twofold: 1) an ignorance of the traditionalist Catholic doctrine, on the part of Catholics of good will; 2) a fear of communism on the other. As for the first cause, we have to say that there are thousands, perhaps millions, of Catholics in the world who simply do not know what Catholic doctrine is in terms of social and political matters. Their ignorance is explained by taking into account the deep secularization of Western civilization. These men, in large part, feel that liberalism has failed. They experience the communist threat. They are horrified by the moral weakness of the West. They experience the corruption of manners and customs that is consuming the spiritual and moral vigor of Christendom. They note the paralysis of a strongly religious consciousness in a large part of the free world. They are looking for something —no matter what it is— capable of restoring order, of guaranteeing inner peace, of reinvigorating the spirit of resistance against communism, of healing the social wounds produced by liberalism and its consequences. Before, these people took refuge in fascism, and although fascism today represents a lesser evil in the West and a force whose dynamism has diminished, it still remains a possible transitory solution to today’s problems. These same people, either out of fear or ignorance, are capable of falling again into the fascist temptation. They could look to the totalitarian state —only nominally Christian, or at least confessionally neutral— as a bulwark against communist barbarism. But they must think, before setting out on the road to fascist slavery. They must realize that fascism is nothing more than a tactic against the communist enemy and the liberal state. It is not a strategy. It is not a solution. At best, it could institutionalize the tensions of the age and, at worst, plunge our civilization into another twilight. Fascism is related to socialism just as Napoleon was related to the revolution. Instead of resolving chaos, fascism solidifies it.
Federico D. Wilhelmsen
(versión en español)
Concluimos la serie sobre el tema del fascismo hecha de partes del libro titulado «El problema de occidente y los cristianos» que estamos publicando en inglés y español desde el pasado lunes 30 de enero. La primera parte pueden leerse aquí, y esta importante contribución al pensamiento carlista escrita por Federico D. Wilhelmsen puede adquirirse aquí. En caso de haberse agotado existencias, ordenen su pedido escribiendo a tiendacarlista@periodicolaesperanza.com
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Queda por decir algo sobre la tentación que el fascismo manifiesta para algunos hombres y grupos derechistas, así como para algunos pseudo-tradicionalistas. Esta atracción se encuentra, sobre todo, en Francia hoy y existía también durante la segunda guerra mundial. Podemos afirmar lo mismo de la Alemania antes de la guerra y antes de que la barbarie verdadera de Hitler se revelara.
El mismo fenómeno puede encontrarse hoy en día esporádicamente en Hispanoamérica y todavía dentro del continente europeo. Las causas de este flirteo son dos: 1) una ignorancia de la doctrina tradicionalista católica, por parte de católicos de buena voluntad; 2) un miedo del comunismo por el otro. En cuanto a la primera causa, tenemos que decir que hay miles, quizá millones, de católicos en el mundo que, simplemente, no saben lo que es la doctrina católica en cuanto a lo social y lo político. Se explica su ignorancia tomando en cuenta la profunda secularización de la civilización occidental. Estos hombres, en gran parte, sienten que el liberalismo ha fracasado. Experimentan la amenaza comunista. Se horrorizan delante de la debilidad moral del occidente. Experimentan la corrupción de maneras y costumbres que está absorbiendo el vigor espiritual y moral de la cristiandad. Notan la parálisis de una consciencia fuertemente religiosa en una gran parte del mundo libre. Buscan algo —no importa lo que sea— capaz de restablecer el orden, de garantizar la paz interior, de fortalecer otra vez el espíritu de resistencia contra el comunismo, de curar las heridas sociales producidas por el liberalismo y sus consecuencias. Antes, estas gentes se refugiaban en el fascismo, y aunque el fascismo representa hoy en día un mal menor en el occidente y una fuerza cuyo dinamismo ha disminuido, todavía sigue siendo una posible solución transitoria de los problemas de hoy. Estas mismas gentes, o bien por temor o bien ignorancia, son capaces de caer otra vez en la tentación fascista. Podrían buscar en el Estado totalitario —sólo nominalmente cristiano, o por lo menos neutral, confesionalmente— un baluarte contra la barbarie comunista. Pero deben pensar, antes de emprender el camino hacia la esclavitud fascista. Deben darse cuenta de que el fascismo no es más que una táctica contra el enemigo comunista y el Estado liberal. No es una estrategia. No es ninguna solución. A 3o mejor podría institucionalizar las tensiones del siglo y, a lo peor, hundir nuestra civilización en otro crepúsculo. El fascismo se relaciona con el socialismo tal y como Napoleón se relacionaba con la revolución. En vez de resolver el caos, el fascismo lo congela.
Federico D. Wilhelmsen
Translated by Alférez Matthew Scullin, Circulo Carlista Camino Real de Tejas
