La Santa Cruz de Nuestro Señor, con las Españas todas recoletas en servicio Suyo, ha sido flor de hombres hidalgos, espejo de caballerías a lo divino, casta feracísima de justas virilidades citra et ultra; pues se guardaba siempre que de nuestras campañas «lo capità és Jhesuchrist, Rey sobre tots los reys e Senyor sobre tots los senyors», según díjolo el fraile a unos moros del Tirant lo Blanch, o mucho antes el centurión leonés San Marcelo mártir: Iesu Christo Regi æterno milito.
Es por dicha integridad, y por ninguna otra cosa, que se iluminaron las más felices de todas las armas cum Petro et sub Petro entre varones de tal calibre. Esto lo enseñó el Beato Padre Fray Diego José de Cádiz, O.F.M.Cap., que «el soldado pervertido con algún error contra la religión es indigno de la milicia entre los verdaderos católicos», lo cual únese a don Francisco de Quevedo en que «quien con herejes hace guerra a católicos, no sólo es demonio, sino infierno; cuando lo niegue con lo que dice, lo confiesa con lo que hace», y luego la Reina viuda Doña María Teresa de Braganza y Borbón: «¿encontrarás tú hombres entre los demócratas de toda Europa que sirvan como sirvieron nuestros voluntarios, en ejército de cuarenta mil hombres, en medio de privaciones y miserias, contentándose con mal uniforme y escasa ración, y esto no obstante, dispuestos siempre a pelear?».
El Señor Duque de Aranjuez (q.D.g.), Caballero Legionario, proclamó este espíritu de bravura cristiana en una legítima sentencia: «la historia de los zuavos es la mía» —así lo prueba con fe y con obras, capitán primado que es de la Contrarrevolución—; pues en todo el mundo la hipótesis liberal suscita hombres leves, mas no han de faltar nunca en nuestras Españas caballeros de antigua hombría, «soldados de la Fe y de la Santa Causa tradicional» —como dispone la Ordenanza— que estén prontos para el esfuerzo apostólico en plenitud, toda vez que se afirme clara y absoluta la honra de esta pía raza toledana, oficio de gentes contra errores infidelium que es la Monarquía Católica.
Rubén Navarro Briones, Círculo Tradicionalista San Rafael Arcángel