El carlismo madrileño retoma sus actividades

ESPAÑA, MADRID.– Tras un par de años en que las circunstancias convirtieron en virtuales las actividades formativas y divulgativas del círculo carlista de Madrid —las presenciales habían quedado prácticamente reducidas a las Cenas de Cristo Rey, la Misa y demás actos por los Mártires de la Tradición y pocas más—, el pasado sábado se reanudó su día a día con un ciclo de conferencias.

Una nutrida asistencia de simpatizantes y correligionarios de la villa se dieron cita en La Luz de la Tradición, una actividad de exposición, análisis y coloquio que aprovechará las mejores lecturas de la tradición política.

Los madrileños acogieron también a visitantes asturianos, de las ciudades de Sevilla, Valladolid, Salamanca, e incluso de México.

Esta primera sesión, cuya exposición dirigió el presidente del Círculo Cultural Antonio Molle Lazo, introdujo varias de las mistificaciones y falsas concepciones divulgadas sobre lo que es el carlismo.

¿Qué es y qué no es el carlismo?

El conocimiento, que libera del mal de la ignorancia, no sólo es útil para identificar lo que no es el carlismo, y quiénes no son carlistas ni tradicionalistas. También nos informa de cómo está constituido el régimen liberal en España y el resto de países hispanos.

La justicia que posee la verdad está acompañada por una útil brújula para poder desenvolvernos por el mundo. De este modo, la brillante conferencia destacó cómo esa «leyenda negra» volcada sobre el carlismo tiene una «intención propagandística y belicosa».

No es algo que surja a posteriori, ni que se cree para alimentar la literatura o la estética artística.

Esas «falsas concepciones contra el carlismo fueron creadas y difundidas por el régimen usurpador para minar las bases sociales adheridas al carlismo, que eran amplísimas entre el pueblo español», ilustró el presidente del Círculo madrileño.

Otra vuelta de tuerca

Este hecho histórico adquirió una escala nueva a partir de los años 60. De modo análogo a otras sociedades, una tercera fase de la Revolución moderna echó a andar también en España.

Se trata fase de tipo eminentemente cultural, y que está detrás de desastres como la reescritura ideológica de la Historia. Como ejemplo, aparece recientemente la llamada Ley de Memoria democrática. Pero también la ley, promovida por VOX, que tipificó como calumnia manifestar hechos como que Nuestro Señor fue muerto por los judíos.

Esta fase revolucionaria, de inspiración gramsciana y que dibuja nuestro día a día, deforma la sociedad ya internamente. Es la que realiza la atomización social tan avanzada que vivimos.

Su motor estaría en los gobiernos revolucionarios y en las altas esferas económicas. Para su eficacia, fue elemental la extensión del televisor, y a día de hoy los teléfonos inteligentes y otras tecnologías digitales.

Un fuego bien encendido

A la exposición siguió un coloquio, que elevó preguntas interesantes que permitieron profundizar en cómo el carlismo consiste en una integridad de doctrina y de obra jerarquizada.

También, se conversó sobre cómo es preciso tener a la vista la perspectiva de la Providencia, cómo la Revolución se inclina por su propio ser a los novísimos. Cómo el deber de restaurar el orden natural y subordinarlo a la ley de Cristo es para todo momento y lugar, según nuestra condición.

Levantada la sesión, el Círculo sirvió unos vinos y unos dulces adamantinos. Los asistentes disfrutaron del aperitivo y continuaron las conversaciones en este ambiente de hermandad más distendido.

Empleando el guión admirable de «Qué es el carlismo», estas sesiones tendrán una frecuencia mensual. Como ésta, se señalarán además otras grandes obras para la comprensión de nuestro tiempo y los acontecimientos del momento.

Agencia FARO. Madrid. Roberto Moreno