Mes de los Mártires de la Tradición: Jesús Requejo San Román

protestó por las trabas y restricciones que sufría el culto católico

Nació en 1880 en Castro de Sanabria, Zamora. Aunque comenzó a cursar Humanidades y Filosofía en el seminario de Astorga, su vocación no era el sacerdocio y abandonó los estudios eclesiásticos. Acabó siendo doctor en derecho por la Universidad de Salamanca y contrajo matrimonio con Antonia San Román.

Fue registrador de la propiedad en Madridejos y se interesó por los problemas de su localidad de acogida. Demostró tener unas extraordinarias facultades como orador y escritor. Publicó algunos libros reflexionando sobre problemas de actualidad —El derecho de la propiedad y el problema de la tierra, Los principios de ordenación al bien común, Panorama social, Por la independencia económica de la Iglesia, etc— y otros más relacionados directamente con cuestiones de religiosidad y amor a la Iglesia —Tierra Santa y Roma, es uno de ellos—. 

Fue diputado de la Comunión Tradicionalista en las Cortes durante la etapa de la II República, desde 1931 hasta 1936. En su última intervención en la Cámara, pocos días antes del inicio de la guerra, protestó por las trabas y restricciones que sufría el culto católico, tal como él dijo «que impedían el ejercicio del más sagrado de los derechos: el culto debido a nuestro Dios y Creador (…) ¿es posible que haya quién no se dé cuenta de que con esos atentados, con esos atropellos, y con esas profanaciones y sacrilegios se está acelerando el proceso de disolución de la sociedad española?».

Fue detenido pocos días después del 18 de julio de 1936 y conducido al convento de San Francisco, que funcionaba como cárcel. Estaba en el punto de mira por sus enfrentamientos parlamentarios con la comunista Dolores Ibárruri, conocida con el sobrenombre de La Pasionaria. Jesus Requejo no dejaba ocasión para defender desde su tribuna los derechos de Dios y de su Iglesia.

Fue fusilado el 17 de agosto de 1936 en El Congosto, Toledo. Junto a él mataron también a su hijo Antonio. Todos los testigos fueron concordes en asegurar que murió gritando «¡Viva Cristo Rey!»

Margaritas Hispánicas

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