¿Bolsonaro boliviano?

camacho fue y es un neocón más

Luis Fernando Camacho

Durante estos años, la maquinaria propagandística de la izquierda internacional difundió el mito de que Luis Fernando Camacho era el «Bolsonaro boliviano». Camacho, un neocón como otros políticos de la derechita boliviana, no le llega ni le llegó a los talones a Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil.

No nos centremos en si Bolsonaro fue o no un buen o mal político: eso en este contexto es secundario. Fijémonos aquí en su cualidad de personaje mediático antes y durante su presidencia: antiprogre, radical y militarista.

Bolsonaro es un personaje que llamó bastante la atención sobre todo por su orientación ideológica y los hechos de su gobierno y candidatura. Sin embargo, el zurdaje propagó una pésima comparación entre Camacho y Bolsonaro, como si ambos tuvieran las mismas ideas.

Para empezar, Camacho nunca habló de frente contra el feminismo o la ideología de género. Y no fue constante ni intenso con su oposición al aborto. ¿Por qué? Quizás porque pertenece a un poderoso grupo que se lo impide.

De hecho, la Gobernación de Santa Cruz ha publicado bajo Camacho algunos anuncios que promueven el «empoderamiento» y otros tópicos de la doctrina feminista, confirmando una vez más que toda derecha es una izquierda en cámara lenta. Baste para ejemplo que la Gobernación firma convenios con bancos que suscriben con la doctrina feminista radical y coordina agendas ideológicas con organizaciones que aparentan un feminismo conservador.

Y por si fuera poco, el último comunicado del Comité Pro Santa Cruz (grupo del cual y hacia el cual Camacho recibió y ejerció influencia) sobre la nueva malla curricular escolar que incluye ideología de género y feminismo radical, también exhibe la ausencia de estos temas. El Comité condena «imposiciones ideológicas» pero no precisa qué tipo de imposiciones. ¿No es eso una clarísima tibieza de algunas instituciones cruceñas, que para nada se asemejan al radical Bolsonaro?

Recordemos que, estos años, a la vez que el zurdaje calificó a Camacho de «fascista», también lo hizo con el Comité Pro Santa Cruz y la Unión Juvenil Cruceñista, instituciones de peso histórico en la región oriental boliviana y con las que Camacho estuvo relacionadas de alguna manera. Camacho, el Comité, la Unión… por poco y tachaban a toda Santa Cruz de «fascista y ultraderechista».

Camacho tampoco habló ardientemente sobre perseguir sin tregua a los criminales, como lo hizo Benito Mussolini cuando neutralizó a la mafia italiana en los años treinta, o como intentó Bolsonaro con su represión a los criminales estos años. Más allá de si los métodos que ambos personajes utilizaron para hacerlo sean rescatables o no, el hecho es que lo hicieron. Entonces, ¿puede hablarse de un Camacho fascista o un Camacho de extrema derecha?

Incluso el conservador chileno José Antonio Kast, con todo y su felicitación al progresista Gabriel Boric por ganarle en las elecciones, fue mucho más radical que Camacho en su campaña y accionar político. Por ejemplo, Camacho no exaltó la figura del gral. Hugo Banzer, como sí hizo Kast con el gral. Augusto Pinochet.

Es evidente que los traumas del zurdaje le hacen decir incoherencias. Camacho no fue ni es de «ultraderecha» o «neofascista», ni mucho menos un «Bolsonaro boliviano»: fue y es un neocón más.

Neoconservador es todo aquel que defiende con tibieza y miedo los principios que la ideología conservadora defendía más duramente. «Libre» mercado, cierto cristianismo meramente cultural, «valores», democracia sin comunistas, etc.

Cabe aclarar, para aquellos antropocentristas susceptibles, que esto no es una crítica a Camacho como persona, sino a la imagen de él que proyectaron ciertos medios de comunicación izquierdistas (y quizá algunos derechistas con esperanzas infundadas). Las comparaciones deben ser coherentes, no superficiales o viciadas de pasiones ideológicas.

Lucas Salvatierra, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.

Deje el primer comentario

Dejar una respuesta