Los proyectos culturales de los neomonarquistas positivistas

Se puede conceptuar como el manifiesto fundador del grupo, el artículo de R. Calvo Serer «Una nueva generación española»

Rafael Calvo Serer (Opus Dei) y su amigo Juan Battenberg, participan en un acto organizado por un llamado "Comité Internacional para el Estudio de los Problemas Monárquicos", celebrado en Roma en marzo de 1950

En la literatura de la época franquista solía denominarse con el nombre impropio e incorrecto de «los monárquicos» a una de las «familias ideológicas» que se disputaba la hegemonía política y cultural de la Dictadura, y que es la que acabaría llevándose el gato al agua a partir del Gobierno del ’57 por decisión de quien detentaba el poder fáctico. Decimos impropio e incorrecto, porque, pseudomonarquías teoréticas hay muchas, pero Monarquía española sólo hay una por definición, regulada por unas Leyes determinadas, e individuada en unas Personas concretas conforme a aquéllas, cuyos leales son los únicos que merecen, por ello, la designación de monárquicos o realistas.

Los legitimistas españoles caracterizaban a esa «familia franquista» con distintos epítetos que reflejasen su idiosincrasia. Así, p. ej., F. Elías de Tejada, en un documento de 1952, la moteja de «neocanovismo»; y F. Canals Vidal, en uno de sus aforismos, la tilda de «maurrasianismo y neotradicionalismo, anticarlista». Otro apelativo que le cuadraba era el de «hombres del Opus», por pertenecer muchos de sus integrantes a esa «respetable» entidad religiosa. Quizá la mejor descripción de este menendepelayista «movimiento cuya cabeza visible es Rafael Calvo Serer» (Elías de Tejada dixit), provenga de un documento titulado «Las corrientes monárquicas en la España actual», redactado en febrero de 1955 por uno de sus más conspicuos representantes, Florentino Pérez-Embid, quien se decide para su calificación por la expresión de «monárquicos sociales». Ésta –dice– «fundamentalmente comprende a quienes defienden el sistema monárquico puro, por considerarlo necesario dadas las características de la sociedad española. Sus hombres más representativos pusieron en marcha primeramente la revista “Acción Española”, […] durante los últimos años, acrecidos con hombres nuevos […] contribuyeron a la orientación política de la revista “Arbor”, y han publicado sus libros en la “Biblioteca del Pensamiento Actual”: Jorge Vigón, López Ibor, Marqués [sic] de Valdeiglesias, E. Vegas Latapié, R. Calvo Serer. G. Fernández de la Mora, V. Marrero, Santiago Galindo Herrero, A. López Amo. En la labor intelectual que estos intelectuales han llevado a cabo, colaboran también los escritores predominantemente tradicionalistas [sic], F. Elías de Tejada, R. Gambra, F. Suárez Verdaguer, etc. […] sus convicciones monárquicas proceden, no de añoranzas cortesanas, ni de desilusiones políticas respecto del régimen actual, sino de una teoría monárquica hondamente profesada y serenamente expuesta en todas sus actuaciones».

Remitiéndonos a las muy pertinentes denuncias de R. Gambra que recogíamos en el artículo sobre «Juicios promonárquicos», no insistiremos aquí en el racionalismo empirista o positivista que sustentaba e inspiraba a esa escuela apologética neomonarquista, que reduce la Monarquía española a un ideal abstracto de naturaleza instrumental, y que sólo buscaba, en el fondo, la vuelta al Poder de algún miembro de la antidinastía liberal a la que estaba vinculada. Sí nos interesa puntualizar la referencia que se hace sobre la «colaboración» de algunos pensadores javieristas en las empresas culturales de esa tribu o sector franquista. En verdad ésta fue mínima y exigua, y un ya escaldado Elías de Tejada se encargaría de reforzar, con diversas iniciativas, la debida independencia cultural de los carlistas (labor que, recogiendo el testigo, ha sido proseguida por M. Ayuso).

Se puede conceptuar como el manifiesto fundador del grupo, el artículo de R. Calvo Serer «Una nueva generación española» (luego llamada «Generación del 48») en el nº de Nov.-Dic. del ´47 de la revista del CSIC Arbor, que desde enero del ´48 se convertiría de facto en su órgano, hasta diciembre de 1953, en que fue desmantelado su consejo de redacción a raíz del artículo «La política interior en la España de Franco» estampado por aquél en el nº de Sept. de la revista francesa Écrits de Paris, donde se postulaba como «tercera fuerza nacional», dirigiendo fuertes críticas a las otras dos «familias franquistas»: los falangistas y los democristianos. El otro proyecto cultural de Calvo Serer, la BPA, publicó un total de 136 obras aparecidas entre 1948 y 1968. Para esta última fecha, ya había evolucionado hacia un puro demoliberalismo, quizá como fruto de una mera maniobra teledirigida desde Villa Tevere para dar una apariencia de «pluralismo político» en el seno de un Opus que a la sazón dominaba el panorama franquista en su versión tecnocrática. Por su parte, Pérez-Embid, a partir de su etapa como Director General de Propaganda (1951-1957), promovió la revista Ateneo (1952-1955) y varios ciclos de conferencias en el Ateneo de Madrid, las cuales se reproducían después en pequeñas obritas dentro de su colección «O crece, o muere», que suman un total de 184 (en 188 números) editadas entre 1951 y 1967. Se podría estimar más seguidora de esa primera época cultural del grupo, la revista Punta Europa (1956-67) de Vicente Marrero, frente a Atlántida (1963-72) de Pérez-Embid, más afín al tecnoliberalismo europeísta establecido; si bien la diferencia entre ambas era más de acento, y sólo accesoria. Finalmente, la revista Razón Española, fundada por G. Fdez. de la Mora en 1983, constituye el último eslabón de esta corriente positivista hasta hoy, en un formato ya plenamente laicizado.

Félix M.ª Martín Antoniano

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