Este domingo en que todo el orbe católico celebra la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte, los católicos de Nicaragua no podrán expresar su fe en la calle con las tradicionales procesiones. Sobre ellos pesa una prohibición de estilo estalinista, acordada por el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Las procesiones han estado prohibidas en todo el país durante toda esta Semana Santa. Se calcula que el número de procesiones prohibidas asciende a unas 3.000.
Fuentes de la oposición han declarado que la propia Rosario Murillo promueve desfiles paralelos con copias de imágenes de santos, para fomentar una seudorreligión sincrética, en un intento de implantar un culto a la personalidad de los gobernantes y a su pensamiento.
Algunos miembros de hermandades de Semana Santa, que iban por la calle con sus hábitos, han sido detenidos y un sacerdote panameño fue expulsado del país.
La persecución anticatólica continúa. En algunos países los perseguidores talibán o los mahometanos; en Nicaragua los miembros del Gobierno también se alinean con los enemigos de Cristo resucitado, ante quien tendrán que dar cuenta.
«Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán». San Juan, XV, 18-21.
Agencia FARO
Deje el primer comentario