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“There were plenty of Carlists at the Philippine Isles at that remote time in Spain! And now? After the warriors travel with red berets to Spanish lands, would there still exist Carlists in the Philippines?… Blessed be! I ask: Are there still Carlists in the Philippines?” says the remarkable carlist who lived in the Philippines, Don Antonio Perez de Olaguer.
On the feast of Annunciation, last 25th of March, begins the first ever physical gathering of the members of Círculo Carlista Felipe II de Manila, a group of members attended in the event, visited the three churches that have historical significance in the Carlist cause. The acts made by the local carlists are purely intercession for the souls of all the martyrs who died carrying the holy flames of Tradition and the banner of Eternal Catholic Spain, including those who died defending the Spanish Philippines against the freemasonic revolutionaries.
The meeting started on the sunny afternoon in the church of Our Lady of Victories, the bastion of Traditionalists in the Philippines. There the carlists prayed the Stations of the Cross gracefully, after the 6th station, proceeded to the second church.The San Sebastian in Manila, where there’s a certain lieutenant Avelino Osma Garaizabal from La Rioja (+) that “every afternoon, at sunset, an old man with a red beret comes in to offer a Salve Regina to the Virgen del Carmen”. One of the friars of San Beda monastery in Manila, Padre Leandro Galdeano in refers to the old man alluded: “He is a Carlist veteran…. Honorary lieutenant of the Spanish army”. According to Señor Antonio Perez de Olaguer he was “An illustrious veteran and survivor of the battle of Montejurra, he has taken part in the actions of Villareal de Alaba and Somorrostro, forming part of that famous Carlist army of the North, commanded by Dorregaran and Don Joaquin Elio … This July 18, 1939, the representative of Spain in the Philippines, exalts with a fiery verb, the distant feat of these Spanish gentlemen, honorary lieutenants of the Spanish army.” What an enough reason to visit this hundred year old steel church, also, in recognition to the brave, heroic and courageous Don Avelino Osma, in here we offered the next four parts of the Stations of the Cross, to add in the radiant souls of the martyrs to their glory.
The third church, the Abbey of Our Lady of Montserrat, the chapel of San Beda college in Manila, where St. Maximilian Kolbe once celebrated a Mass and where a certain carlist Navarrese Benedictine friar, Padre Leandro Galdeano, welcomed and offered a pleasant tribute to Don Antonio Perez de Olaguer with the vibrant notes of Oríamendi using their piano in the convent and the one who answered the touching question of Don Antonio “Are there still Carlists in the Philippines?” and introduced him to two known living carlists back then Don Benjamin Ayesa and Don Avelino Osma Garaizabal, who mentioned above. Here, we stayed and prayed for almost half an hour finishing the Stations of the Cross and reminiscing about the old days of happiness in this church. We closed our prayer in front of the Santo Niño de Braga and N.S de Montserrat, and with an unforgettable memor that we carried in our hearts. Finally, living in the 21st century in the Philippines we can still answer the question of Don Antonio with a pure heart shouting in a loud voice “Here We Are!”, that a heroic and immovable Carlist cause still has a presence in these Islands and stands till today!I left here the piece of lovely affection of Don Antonio Perez de Olaguer to Carlism.
“I carry Carlism in my soul. Carlismo for me is something intimate, romantic and sentimental, sweet Iastre that stabilizes my balance in the hard ascent of life. And in my soul I carry engraved on fire the old warrior stamps of our civil strife. And the tender heroic images of our current requetés living offering of youth and youth that I have seen burned in the altar of the Inicioland with unlimited nobility. I also carry in my soul the pale portraits of the old Kings, yellow memories of campaigns and exiles, goal of loyalty and rose bush of love. I carry Carlism in my soul….(Yo llevo en el alma el Carlismo. Carlismo para mi es algo íntimo, romántico y sentimental, dulce Iastre que estabiliza mi equilibrio en la dura ascensión de la vida. Y en el alma llevo grabadas a fuego las viejas estampas guerreras de nuestras contiendas civiles. Y las tiernas imágenes heróicas de nuestros requetés actuales ofrenda viva de mocedad y de juventud que he visto quemarse en el ara de la Patria con nobleza sin límites. Llevo también en el alma los pálidos retratos de los viejos Reyes, amarillos recuerdos de campañas y de destierros, meta de lealtades y rosal de amores. Yo llevo en el alma el Carlismo.)
Also here in the Philippines I have found, scented with the sweet perfume of sampaguitas, my traveling soul. And I have found it too, in the dirty dust, wrapped in humidity of a library in Manila. And in the improvised and sweet notes of a hymn. And in an exciting meeting, on a summer’s eve, there, next to the iron church of San Sebastián, in the flickering shade of some palm trees, a colossal fan that gently spreads the warm breeze… I have found my Carlist soul in the Philippines… (También aquí en Filipinas he encontrado, aromada con el dulce perfume de las sampaguitas, mi alma viajera. Y la he encontrado también, en el polvo sucio, arropado de humedades de una biblioteca de Manila. Y en las notas, improvisadas y dulces de un himno. Y en un encuentro, emocionante, en un véspero de verano, allá, junto a la iglesia de hierro de San Sebastián, a la vacilante sombra de unas palmeras, abanico coloso, que desparrama suave la brisa cálida…. Yo he encontrado mi alma Carlista en Filipinas.)
… I carry Carlism in my soul and my soul seems, where I am walking, to pieces loose, for my sweet ideals inside… In Manila I have found it in the old books of its libraries and in the friendly seclusion of the convents and in the romantic notes of a piano and above all I have found it in Manila in this little old man healthy, upright and happy, who spoke to me, on a golden afternoon, of that battle of Montejurra, in which, almost a century ago, he took an active part…(Yo llevo en el alma el Carlismo y mi alma parece, por donde voy caminando, a pedazos sueltos, por mis dulces ideales dentro…. En Manila la he encontrado en los viejos libros de sus bibliotecas y en el recogimiento amable de los conventos y en las notas románticas de un piano y sobre todo la he encontrado en Manila en este viejecito sano, tieso y alegre, que me ha hablado, en una tarde de oro, de aquella batalla de Montejurra, en la que, hace casi un siglo, tomó parte activa…)
I carry Carlism in my soul and throughout the world I find bits of my lost soul, which come my way, sweetly”. (Yo llevo en el alma el Carlismo y por el mundo encuentro pedacitos de mi alma perdida, que me salen al paso, dulcemente.) Source: Carlismo en Filipinas por Don Antonio Pérez de Olaguer
Lawrence Cawas, Círculo Carlista Felipe II de Manila
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«¡Había muchos carlistas en las Islas Filipinas en aquella remota época de España! ¿Y ahora? Después de que los guerreros viajen con boinas rojas a tierras españolas, ¿seguirían existiendo carlistas en Filipinas?… ¡Bendito sea! Pregunto: ¿Existen todavía carlistas en Filipinas?», dice el notable carlista que vivió en Filipinas, don Antonio Pérez de Olaguer.
En la festividad de la Anunciación, el pasado 25 de marzo, comienza la primera reunión física de la historia de los miembros del Círculo Carlista Felipe II de Manila, sus miembros asistieron al acto, visitaron las tres iglesias que tienen significación histórica en la causa carlista. Los actos realizados por los carlistas locales son puramente de intercesión por las almas de todos los mártires que murieron portando las santas llamas de la Tradición y el estandarte de la eterna España Católica, incluidos los que murieron defendiendo las Filipinas españolas contra los revolucionarios masones.El encuentro comenzó en la soleada tarde en la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias, bastión de los Tradicionalistas en Filipinas. Allí los carlistas rezaron graciosamente el Vía Crucis y, tras la sexta estación, se dirigieron a la segunda iglesia.
Era la de San Sebastián, en Manila, donde reposa un tal teniente riojano Avelino Osma Garaizabal (+) que «todas las tardes, al atardecer, un anciano con boina roja entra a ofrecer una Salve Regina a la Virgen del Carmen». El antiguo Abad del monasterio de San Beda en Manila, Padre Leandro Galdeano en se refiere al anciano aludido: «Es un veterano carlista…. Teniente honorario del ejército español». Según el señor Antonio Pérez de Olaguer era «Ilustre veterano y superviviente de la batalla de Montejurra, ha tomado parte en las acciones de Villareal de Alaba y Somorrostro, formando parte de aquel famoso ejército carlista del Norte, mandado por Dorregarán y don Joaquín Elío… Este 18 de julio de 1939, el representante de España en Filipinas, exalta con verbo encendido, la lejana hazaña de estos caballeros españoles, tenientes honorarios del ejército español». Motivo suficiente para visitar esta centenaria iglesia de acero, además, en reconocimiento al valiente, heroico y valeroso Don Avelino Osma, en ella ofrecimos las cuatro partes siguientes del Vía Crucis, para sumar en las almas radiantes de los mártires a su gloria.
La tercera iglesia, la Abadía de Nuestra Señora de Montserrat, la capilla de la escuela de San Beda de Manila, donde San Maximiliano Kolbe celebró una misa en una ocasión y donde cierto fraile benedictino navarro carlista, el Padre Leandro Galdeano, recibió y ofreció un ameno homenaje a Don Antonio Pérez de Olaguer con las vibrantes notas de Oriamendi utilizando su piano en el convento y el que respondió a la conmovedora pregunta de Don Antonio «¿Quedan carlistas en Filipinas?» y le presentó a dos conocidos carlistas vivos por aquel entonces Don Benjamín Ayesa y Don Avelino Osma Garaizabal, a los que antes he mencionado. Aquí nos quedamos rezando durante casi media hora terminando el Vía Crucis y recordando los viejos tiempos de felicidad en esta iglesia. Cerramos nuestra oración frente al Santo Niño de Braga y N.Señora de Montserrat, y con un recuerdo inolvidable que llevamos en el corazón. ¡Por fin, viviendo en el siglo XXI en Filipinas todavía podemos responder a la pregunta de Don Antonio con el corazón puro gritando a viva voz «¡Aquí estamos!», que una causa carlista heroica e inamovible todavía tiene presencia en estas Islas y se mantiene hasta hoy!
Dejo aquí el trozo de cariño entrañable de Don Antonio Pérez de Olaguer al Carlismo.
«Yo llevo en el alma el Carlismo. Carlismo para mi es algo íntimo, romántico y sentimental, dulce Iastre que estabiliza mi equilibrio en la dura ascensión de la vida. Y en el alma llevo grabadas a fuego las viejas estampas guerreras de nuestras contiendas civiles. Y las tiernas imágenes heróicas de nuestros requetés actuales ofrenda viva de mocedad y de juventud que he visto quemarse en el ara de la Patria con nobleza sin límites. Llevo también en el alma los pálidos retratos de los viejos Reyes, amarillos recuerdos de campañas y de destierros, meta de lealtades y rosal de amores. Yo llevo en el alma el Carlismo.
También aquí en Filipinas he encontrado, aromada con el dulce perfume de las sampaguitas, mi alma viajera. Y la he encontrado también, en el polvo sucio, arropado de humedades de una biblioteca de Manila. Y en las notas, improvisadas y dulces de un himno. Y en un encuentro, emocionante, en un véspero de verano, allá, junto a la iglesia de hierro de San Sebastián, a la vacilante sombra de unas palmeras, abanico coloso, que desparrama suave la brisa cálida…. Yo he encontrado mi alma Carlista en Filipinas.Yo llevo en el alma el Carlismo y mi alma parece, por donde voy caminando, a pedazos sueltos, por mis dulces ideales dentro…. En Manila la he encontrado en los viejos libros de sus bibliotecas y en el recogimiento amable de los conventos y en las notas románticas de un piano y sobre todo la he encontrado en Manila en este viejecito sano, tieso y alegre, que me ha hablado, en una tarde de oro, de aquella batalla de Montejurra, en la que, hace casi un siglo, tomó parte activa…
Yo llevo en el alma el Carlismo y por el mundo encuentro pedacitos de mi alma perdida, que me salen al paso, dulcemente». Fuente: Carlismo en Filipinas por Don Antonio Pérez de Olaguer
Lawrence Cawas, Círculo Carlista Felipe II de Manila
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