Continuando nuestro análisis a este fenómeno cultural paganizado que se da en Bolivia, procederemos a desglosar el Gran Poder y la entrada universitaria.
El Gran Poder
Es actualmente considerado impulsor de la economía paceña, pues la cantidad de dinero que corre es elevada. Aquí, en lugar de mostrar devoción a Cristo, lo que se quiere mostrar es el poder económico que se tiene. Según datos de la Alcaldía paceña, el movimiento económico que genera el Gran Poder aumentó de 45 millones en 2012 a 95,32 millones en 2016 y el 2017 a 101,3 millones.
Hay gente que se prepara con más de medio año para la fiesta, y es que esta fiesta nada tiene de cristiana: solo usa la figura de Cristo como pretexto. No solo debemos analizar la entrada, sino también las preparaciones previas. Están, por un lado, los ensayos, en los que no puede faltar la bebida. Estos ensayos son tan importantes para los bailarines que hace unos años pudimos ver cómo un bebé falleció debido a que su madre se fue al ensayo dejándolo solo por varias horas.
Después de ensayos, vienen las recepciones sociales, en las que las «fraternidades» hacen gala de su poder económico y traen a artistas internacionales para pequeños conciertos en calles. Al parecer, el baile y el alcohol son las cosas que más mueven al boliviano que no se resiste, y para eso están las «pre entradas» que, bajo excusa de ensayo general o gran ensayo, bailan por un recorrido específico, pero sin trajes solo con poleras (camisetas) o algún distintivo para terminar en los locales festejando.
Luego, llega la entrada (que paraliza a la ciudad), donde los trajes son de elevados precios, las joyas de oro abundan e incluso algunos bailarines tienen para contratar su propia seguridad privada. Al terminar, vemos el espectáculo deprimente: en las calles fluye la cerveza y orina juntos, hay personas tiradas que ya no pueden ni bailar. Esto no termina ese día, pues si existe la pre, la entrada se cierra con broche de oro con la diana, en otra fiesta donde se ve el mismo espectáculo. Si alguno cree que la fiesta terminó, se equivoca: todavía se ve gente que baila por la noche, y esto ya no es la diana, sino el nombramiento de nuevos pasantes, que al ritmo de la morenada, continúan bailando y bebiendo por algunos sectores de la sociedad.
Algunos dirán que esta fiesta ejerce un movimiento económico que ayuda en trabajos directos e indirectos, pero son mayores los males, pues quienes se ven felices con esta entrada son las distribuidoras de cerveza, ya que eso es lo que más se vende y consume.
Gran Poder 2018 movió 115 millones de dólares; 50 millones de dólares por bebidas y cerveza. Lo que en años pasados se gastaba en toda la entrada, ahora solo cubre las bebidas alcohólicas. Para 2019, se elevó a 120 millones de dólares, de los cuales se invirtió 52 millones de dólares en bebidas. Quizá por ello, la marca Paceña es una de las más importantes auspiciadoras de esta y otras entradas folclóricas.
Entrada universitaria
Para muchos que defienden a capa y espada las entradas folklóricas, el problema es la religión, como se la usa de pretexto también se la busca culpar de los excesos, pero las entradas universitarias no usan como pretexto la religión. Aun así, no son tan diferentes a las patronales o devocionales.
En La Paz, existen dos entradas universitarias: la más grande y reconocida de la UMSA (Universidad Mayor de San Andrés), y la otra, la de las universidades privadas (es que ahora todos quieren tener su entrada). La entrada folklórica de la UMSA se gestó por la década de 1980 en homenaje a la ‘lucha universitaria por la autonomía’, pero poco a poco va perdiendo su esencia universitaria al ser otra especie de gran poder u otra entrada similar. Y es que no todos los que bailan son universitarios, sino gente que desea bailar y paga su cuota.
En la entrada universitaria igual existe movimiento económico grande. Lo irónico es que muchas carreras no tienen buena infraestructura y distribuyen sus espacios físicos en distintitas facultades. Claro, cuando llega el momento de organizarse para la «entrada universitaria», pueden conseguir locales para la pre entrada y para elección de ñusta. No nos engañemos creyendo que sí hay un genuino interés en recuperar y preservar el folklore, pues la pre entrada o la elección de la ñusta se realizan en discotecas, perdiendo toda formalidad y pasando a ser otra fiesta más. ¿Será que el folklore no se puede separar de las fiestas y borracheras? Esto habría que preguntárselo a los universitarios, que dicen que su entrada es diferente al Gran Poder y otras, pero vemos que en la práctica se van pareciendo más y más.
Miles Christi, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.
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