El cuatrilema carlista frente al revolucionario

Otra cosa empuja al engañabobos de las promesas electorales, jamás cumplidas

Una de las sesiones del ciclo de lecturas tradicionales La Luz de la Tradición. FARO/R. Díaz.

ESPAÑA, MADRID- El pasado sábado tuvo lugar la última sesión de la Luz de la Tradición antes del descanso estival.

Junto con la dedicación propia de la ocasión, una introducción a la doctrina tradicional, los asistentes mostraron un vivo interés en varios asuntos, surgidos en ésta y las pasadas charlas.

Así, se abordaron temas como los sucesos de Montejurra, donde vemos la mano del jefe del Estado Mayor de entonces, Sáenz de Santamaría. Igualmente, el ciclo abundó en las causas políticas de la dictadura que suponen un factor en la llegada del actual régimen.

La doctrina tradicional

El carlismo debe su trascendencia en la Historia a no apoyarse en ninguna ideología, sino en un ideario. En efecto, compone un cuerpo de doctrina política que toma pie en la realidad natural.

Ahí se asienta el legitimismo, que tan ardorosamente defendió la Princesa de Beira. Por eso la Comunión ni es ni fue un partido, sino la unión jerarquizada de quienes comulgan con los principios de las Españas, y siempre bajo su autoridad natural legítima.

Por lo mismo, la Comunión no entró en la ficción de los «programas» partidistas. La prudencia consiste en, conociendo lo justo y lo bueno, realizarlo en las circunstancias concretas. Para tal fin, hallar los medios proporcionados.

No hay discusión sobre los fines; cabe la consideración de los medios. No puede perderse de vista el orden natural de la sociedad: familias, municipios, regiones. Otra cosa empuja al engañabobos de las promesas electorales, jamás cumplidas, jamás pensadas para cumplirse.

La constitución de un régimen cristiano restaurado debe darse por la concreción del tetralema: Dios (unidad de religión), patria-fueros (unidad del país, territorialización, deberes y libertades concretas) y rey, donde no se contempla a otro que el que sea legítimo.

El tetralema ilustrado

Pocos saben que los principios de la Revolución francesa no se anudaron en un trilema. A Libertad, igualdad y fraternidad le acompañó o la muerte desde sus inicios. Es un cuatrilema opuesto al clásico y cristiano, no sólo natural del carlismo: y como tal fue ideado.

Teniendo a la vista estos enemigos, nuestros mayores que nos precedieron afirmaron el lema carlista en sus corazones. Del mismo modo, desarrollaron sus implicaciones en pugna con la Revolución.

En los dos siglos de contrarrevolución hispánica, en lo doctrinal el carlismo creció desde un ideario vívido, una vivencia más tácita y concreta, hasta una doctrina esclarecida, explícita y más común.

Así lo fue solicitando la exigencia de la lucha en cada momento. Todo sin abandonar la acción concreta, fundada siempre en esa doctrina, que no es una innovación.

A la vuelta del verano

Tras la sesión y la tertulia posterior se dio un aperitivo, a cargo de una de las margaritas del Círculo. Los presentes disfrutaron del pequeño ágape animadamente, tanto que la reunión se estiró hasta mitad de la tarde.

De modo más holgado que en la tertulia, los asistentes fueron preguntando al presidente del Círculo, quien dirige las sesiones, que profundizara en varios temas, como las revoluciones culturales y la vena gnóstica de las ideologías modernas.

Como no podía ser de otro modo, en los comentarios de sobremesa se apuntó la comicidad de algunos excesos posmodernos. Esta locura da a quienes se piensan animales de bestiario, también hay quien denunció a su padre por haber heredado la alopecia.

Las sesiones de formación del Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid continuarán tras el descanso estival.

Agencia FARO/Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid

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