Voto útil, tesoro inútil

La eficacia del voto termina siendo una creencia atávica, una fábula

Imagen de El Comercio

Donde pones tu tesoro, pones tu corazón. Así nos lo enseña Nuestro Señor, con bondad firme y cierto halo de tristeza en la palabra. Una tristeza semejante nos aborda cada vez que se celebran unas elecciones en España, que, desgraciadamente, se suceden con cada vez mayor frecuencia.

En ellas vemos a la muchedumbre de españoles con su corazón puesto en una utilidad que no se sabe muy bien en qué consiste, ni a quién sirve. En esta ocasión, tocan los comicios de las autonosuyas.

En democracia todo voto es útil. Pero la utilidad que consuma el voto no es la misma utilidad que pretende el votante, sea cual sea la opción que elija. Por ese motivo, un elemento indispensable de toda retórica partidista es la insistencia en predicar la eficacia del voto. Todos los partidos a derecha y a izquierda tienen en común ese discurso, al igual que tienen en común el beneficio y comparten la casi toda su ideología.

Como sabemos, útil significa medio apropiado para conducir a un fin. La utilidad comprendida de modo exacto se refiere a los medios concretos y proporcionados para alcanzar un fin determinado. Entonces, la medida de la eficacia o utilidad de una acción la otorga su propósito concreto.

Sin embargo, cuando se vende un voto útil se acuden a todas las razones posibles, menos al bien en que se va a materializar. La eficacia del voto termina siendo una creencia atávica, una fábula donde se entroniza una utilidad vaporosa, que no tiene a la vista ningún fin concreto. La finalidad del voto es una casilla llamada a un vacío democrático, como una rutina informática sin contenido programado. Un vano que se adorna con un sinnúmero de embaucadoras promesas y posteriormente se sella con las políticas que plazca al representante.

Como no podía ser de otro modo, los partidos que vociferan más sobre ciertos males del sistema son los que más extienden la convicción de la utilidad de votar, que más que ilusa es supersticiosa. Es casi una ley en la dinámica democrática, que marca el carácter de banderías, señalado el desfalleciente Podemos o en VOX.

El crédulo en el voto útil, al igual que se resiste a considerar a qué fin es útil, desoye las evidencias que ponen en duda esa eficacia que predica el partido. Hace más de un lustro lo vimos en el partido de Iglesias, lo apreciaremos de nuevo en la verdulería abascalina.

Roberto Moreno, Círculo Cultural Antonio Molle Lazo de Madrid

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