La boda que no fue

ESPAÑA SE VIO LIBRE DE UNA BODA DEL AÑO QUE HABRÍA SUPUESTO UN DESATINO DE CONSECUENCIAS INIMAGINABLES

En estos tiempos de calores peninsulares, cuando la prensa rosa se desvive por publicar bodas del año de princesas o marquesas más o menos del pueblo, no está de mal recordar la boda real que los delirios falangistas quisieron inventar.

Corría el año 1938, la Guerra de 1936 estaba más cerca de su conclusión, y el general Franco se afianzaba como cabeza visible del poder en España. En esa época, el sector germanófilo del Gobierno —por decirlo con suavidad— o  filonazi, para que se entienda mejor, trataba de estrechar lazos con el III Reich por todos los medios posibles. En esas mismas fechas, la presidente de la sección feminista femenina de Falange, Pilar Primo de Rivera realizó su primer viaje a Alemania donde fue recibida, según cuenta la prensa de la época, «con los mayores honores y la máxima simpatía por Hitler, que conversó largamente con ella», y por la jefe del Bund Deutscher Mädel, abreviado BDM, las juventudes femeninas hitlerianas. Hitler le regaló «un florero con flores rojas y amarillas. Y algo que el canciller concede muy pocas veces. Un retrato con dedicatoria personal con un marco de plata. El viaje de Pilar Primo de Rivera ha constituido una expresión de la amistad hispano alemana». No sería este el único viaje que la presidente de la sección femenina falangista realizó al país germano.

La corriente de simpatía entre Pilar Primo de Rivera y Hitler y la entrega de regalos bastaron para que el embajador de España en Alemania, Ernesto Giménez Caballero, fundador de juventudes socialistas en sus primeros años antes de dirigirse hacia el fascismo, empezara a albergar la idea de reanudar la estirpe hispano austriaca, interrumpida con la muerte de Carlos II, el último de los reyes de la Casa de Habsburgo. Los sueños de la revolución producen los peores monstruos. Ernesto Giménez llegó a plantear esta cuestión a Goebbels y a su mujer, en un viaje que hizo a la ciudad de Weimar en la navidad de 1941. Fue Magda, esposa de Goebbels quien se encargó de desengañarlo: «la boda sería posible si Hitler no tuviera un balazo en un genital que lo ha invalidado para siempre. No habría continuidad en la estirpe. Eva Braun es un piadoso enmascaramiento para la galería».

Esta respuesta tan expeditiva puso punto final al delirio y España se vio libre de una boda del año que habría supuesto un desatino de consecuencias inimaginables. 

Ana HerreroMargaritas Hispánicas

Deje el primer comentario

Dejar una respuesta