El día 12 de agosto de 2023 se llevó a cabo, por tercer año consecutivo, el Paseo del Pendón Real, en cumplimiento de tres deberes de piedad filial: 1) la conmemoración de los santos Hipólito y Casiano, patronos de la Ciudad de Méjico, en observancia del calendario litúrgico; 2) en conmemoración de los mártires de la Conquista, tanto indios como españoles, a cuya gesta debemos nuestra patria; y 3) como manifestación pública de amor y de lealtad a nuestro señor natural, el rey legítimo de las Españas.
Desde el año 2021, en que se retomó el Paseo del Pendón Real, ha ocupado el lugar principal el pendón con el escudo de armas que don Carlos I concediera a la Ciudad de Méjico en 1523. Y en esta ocasión fue acompañado, por primera vez, por tres nuevos invitados: el Pendón de Nuestra Señora de Guadalupe, que enarboló don Hernando Cortés en la pacificación de estas tierras, un ícono de San Hipólito Soldado y un ícono de San Casiano, mártires ambos.
Se invitó también a San Hipólito Obispo, cuya fiesta coincide litúrgicamente con la de los otros, pero su ícono se partió misteriosamente, tomando los asistentes el hecho como signo portentoso. Aunándose a tan extraño signo, la rectoría del Templo de San Hipólito, cuyo Altar Mayor se encuentra presidido por efigie del Obispo, negó a los miembros de la procesión la posibilidad de celebrar la Santa Misa, confirmando la negativa del santo clérigo a colaborar, al menos este año, en la reconquista emprendida. Algunos creen ver en ello señal de que, de los dos Hipólitos, aquel a cuya intercesión se debió la victoria aquel lejano 13 de agosto de 1521, fue el Soldado.
La procesión partió del Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de Méjico, avanzando por la avenida 5 de Mayo, hasta llegar al Templo de San Hipólito. Desfilaron al frente, como crucífero, don Alexander Becker; como alférez, portando el Pendón Real, don Manuel Soní; y portando el Pendón de Nuestra Señora, Rodrigo Fernández. Detrás del crucifijo y los pendones, marcharon los íconos de los santos patronos y, detrás de ellos, los escudos de los círculos que enviaron representación: Ciudad de Méjico, Querétaro, Toluca, Cholula y Manila, mostrando la extensión de la Santa Causa. Detrás de dichos escudos, entonó sus sones la Banda de Gaitas Do Valle de Méjico, destacándose el Oriamendi y el Tú reinarás. Tras la banda de gaitas, marcharon los peregrinos a San Hipólito en procesión con sus familias.
Al llegar al Templo de San Hipólito, ante la imposibilidad de celebrar Misa como se hacía tradicionalmente, la comitiva procedió a rezar el santo rosario, tras lo cual partieron sus integrantes a celebrar la ocasión en casa del alférez. En ella, además de comer con alegría y beber con fruición ―vieja costumbre hispana―, se pronunciaron algunos discursos, iniciando el maestro Don Rodrigo Fernández con algunos comentarios a las virtudes de San Hipólito y Casiano, por su parte don Diego Casillas, recordó en el suyo, que en el año en cuestión se cumplieron 500 años de la llegada de los primeros misioneros franciscanos, rematando la faena el profesor don Daniel Frutos con la declamación de un poema de su autoría, dedicado a Don Hernán Cortés. Don César Ramírez y la señorita Esther Ramírez deleitaron a los presentes entonando en su gaita marcial gallega y tambor el Oriamendi, el favorito Cálzame las alpargatas y algunos sones novohispanos.
Respecto a años futuros se exhorta a los círculos indianos y de ultramar enviar representantes para la ocasión: en esta tierra generosa siempre encontrarán tequila, música y regocijo.
Agencia FARO, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.
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