El profesor Miguel Ayuso, en las palabras de introducción de los discursos en la cena madrileña de Cristo Rey, al igual que el año pasado con Alberto Ruiz de Galarreta, tuvo un recuerdo para el filósofo carlista Frederick D. Wilhelmsen en el centenario de su nacimiento.
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«Se han cumplido este año de 2023 cien del nacimiento del profesor Frederick D. Wilhelmsen. El filósofo y carlista Federico Wilhelmsen. Al que algunos de los mayores entre los presentes, los profesores Andrés y José Miguel Gambra y quien os habla, llegaron a conocer bien. Pero también otros más jóvenes, como los profesores Cayón y Jerez.
Wilhelmsen es una de las personalidades más relevantes del pensamiento tradicional durante la segunda mitad del siglo XX. Rafael Gambra, con quien trabó amistad desde el inicio de su estancia entre nosotros, en los últimos años del decenio de los cincuenta del pasado siglo, escribió en una ocasión que «con nadie en Europa he hablado un lenguaje tan profundamente identificado como con aquel americano carlista que se llama Frederick D. Wilhelmsen».
El Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, del que fue fundador y vicepresidente en su primera época, cuando respondía al nombre de Organización de Iusnaturalistas Hispánicos Felipe II, no ha dejado pasar la ocasión del aniversario. Y ha promovido, así, la edición castellana de su libro La estructura paradójica de la existencia (Madrid, Dykinson, 2023). Así como está avanzada la edición de un volumen que recoge algunos de sus escritos políticos en castellano. Finalmente, los Anales de la Fundación Elías de Tejada, reproducirán otro de sus escritos más señalados, mientras la revista Verbo lo acaba de hacer con su celebrado «Hacia una filosofía del Carlismo».
Traer su recuerdo a la cena de Cristo Rey, que organiza la Comunión Tradicionalista madrileña, tiene sin embargo, una razón añadida. Y no menor. Cuando en 1964, ante la preparación de la declaración conciliar Dignitatis humanae, que introdujo la libertad religiosa, Pepe Arturo Márquez de Prado, el mejor amigo español de Federico, organizó junto con el inolvidable Alberto Ruiz de Galarreta el juramento de defender la unidad católica de España por los jefes de requetés, Wilhelmsen no estaba en España. Pero, a su vuelta, enterado del mismo, insistió en hacerlo. Lo que tuvo lugar en el despacho de la casa de Pepe Arturo, junto con otras personas, tan destacadas como don Melitón Sanz, capellán de don Manuel Fal Conde durante la guerra.
Creo, pues, que traer su recuerdo en esta ocasión tan especial como la cena de Cristo Rey es más que debido. Pues Federico Wilhelmsen, creado caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita por el Rey Don Javier, quiso que en sus exequias se dispusiera su boina roja en el féretro. Vivió y quiso morir como un carlista. Y profesó la doctrina del Carlismo en su integridad».
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