Las campañas electorales medran canibalizando reputaciones ajenas, olvidando que todos estamos sujetos a las fragilidades de la carne y que son los principios que se sostienen, no los pecados puramente personales, el criterio más importante a seguir, pues de ellos depende que el gobierno se enderece al bien común. En consecuencia, y ante el desconcierto de los católicos y otras gentes de buena voluntad que desean votar moralmente en los comicios republicanos del año 2024, y que han solicitado nuestra opinión, lo más resumida posible, nos atrevemos a formular la siguiente recomendación.
- Respecto a los candidatos que promueven o toleran la práctica de los sacrificios humanos bajo el ritual quirúrgico llamado «aborto», creemos innecesario abundar, debido a la malignidad manifiesta de la práctica, que independientemente del grado de cooperación individual que ello implique por parte del votante, atrae sobre el común la ira divina, en cuanto pecado que clama venganza al Cielo.
Ps. CV (CVI), 37-38 y 40 (Straubinger): «[…] e inmolaron sus hijos y sus hijas a los demonios, derramando sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; y la tierra quedó profanada por la sangre. […] Encendióse entonces la ira de Yahvé contra su pueblo, y abominó de su herencia.»
- Respecto a los candidatos o pre-candidatos que no promueven ni toleran la práctica de los sacrificios humanos, pero promueven o toleran otros errores liberales, son aplicables las palabras del P. Sardá y Salvany, en obra aprobada y recomendada oficialmente por la Santa Sede, a través de la Sagrada Congregación del Índice, desde 1887:
«Se comete verdadera complicidad votando candidatos liberales, y esto aunque no se voten por la razón de tales, sino por opiniones económicas o administrativas, etc., de aquel diputado. Por más que en una cuestión de estas puede estar conforme tal diputado con el catolicismo, es evidente que en las demás cuestiones ha de hablar y votar según su criterio herético; y se hace cómplice de sus herejías el que le puso en el caso de que fuese a escandalizar con ellas el país.» (El liberalismo es pecado, cap. XVII).
- Al no haber candidatos por los que se pueda votar sin incurrir en falta, en consecuencia, recomendamos la abstención.
Recuérdese que, como explicaba don Álvaro d’Ors, el voto se compone de dos elementos: una opinión —u opción personal— y un acto de voluntad. Y este segundo elemento no tiene propiamente como objeto la afirmación de la primera, sino la aceptación del resultado del conteo de los votos. Votar consiste en indicar que se tiene una preferencia personal, pero si ella no triunfase, se acepta y se quiere lo que resulte del escrutinio, como cuando se toma parte en un juego deportivo, se acepta de antemano el resultado que declare el árbitro.
Así, vemos que el voto tiene como objeto principal una aceptación, una adhesión y una cooperación no sólo con un método, sino con sus postulados y sobre todo con sus resultados, cualesquiera sean, de manera plena e incondicional. Mientras la abstención militante tiene como objeto un rechazo no sólo al resultado, sino a todos los demás elementos, por lo que como acto de voluntad tiene un mayor significado que el propio acto de votar.
Así como en la Antigüedad el cesarismo pagano solía tolerar la existencia de cualquier culto a título de preferencia personal siempre y cuando se acompañara del culto a la figura del Emperador, y nuestros mayores prefirieron no participar de la idolatría sino profesar la Verdad, creemos preferible no tomar parte en el juego luciferino que las repúblicas modernas proclaman como dogma.
- Por ello, a los simpatizantes de la Santa Causa que, a pesar de la recomendación presente, decidan participar en los comicios o en cualquiera de sus fases preparatorias les rogamos, encarecidamente, no utilizar los signos propios de la Comunión Tradicionalista, sino participar del error idolátrico a título puramente individual, absteniéndose también de justificar dicha participación con el lenguaje propio de la sana doctrina, para no manchar el nombre de la Tradición en la memoria de las generaciones venideras.
- Si alguien siente afición o incluso obsesión por algún candidato o pre-candidato, recomendamos que mejor lo tenga en sus oraciones, pidiendo que la Providencia le conceda la gracia de la conversión.
Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta (Ciudad de Méjico)
Círculo Carlista de Nueva Galicia (Guadalajara)
Círculo Carlista Vasco de Quiroga (Michoacán)
Círculo Tradicionalista Fray Andrés de Castro (Toluca)
Círculo Tradicionalista de Santiago de Querétaro (Querétaro)
Círculo Tradicionalista Nuestra Señora de los Remedios (Cholula)
Círculo Tradicionalista San Junípero Serra (Alta California)
Círculo Tradicionalista Padre Eusebio Kino (Baja California)
Círculo Tradicionalista Carlista del Camino Real de Tejas (Texas)
Círculo Carlista Felipe II de Manila (Filipinas)
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Electoral campaigns thrive through the cannibalization of other people’s reputations, forgetting that we are all subjected to the frailties of the flesh and that the most important criteria to pay attention to are the principles held by each candidate, rather than their personal sins, for it is on account of the principles held that the common good is either sought or not. Taking into account the bewilderment of Catholics and other good-willed people who desire to vote morally in the 2024 elections, who have in turn asked for our opinion on the subject, we venture the following one, trying to be as succinct as possible.
- Regarding candidates who either promote or tolerate the practice of human sacrifice under the chirurgical rite known as “abortion”, further elaboration is not necessary, for the malignity of the practice is evident. Notwithstanding the degree of moral cooperation it entails on behalf of the voter, it calls upon divine wrath, insofar as it is a sin that cries vengeance to Heaven.
Ps. CV:37-38 and 40 (Douay-Rheims): “And they sacrificed their sons and their daughters to devils. And they shed innocent blood; the blood of their sons and of their daughters which they sacrificed to the idols of Chanaan. And the land was polluted with blood […]. And the Lord was exceedingly angry with his people; and he abhorred his inheritance.”
- Regarding candidates or precandidates who neither promote nor tolerate the practice of human sacrifices, but do promote or tolerate other liberal errors, we can quote the words of Fr. Sardá y Salvany, whose work has been officially approved and even recommended by the Holy See, through the Sacred Congregation of the Index, since 1887:
“One incurs in true complicity by voting for liberal candidates, even when not voting for them just for being such, but for their economic or administrative opinions, among other subjects. Even if such a representative were aligned with Catholic teaching on such secondary issues, it is evident that on other issues he will speak and vote according to his heretical stance; thus, he who provides the opportunity to do so becomes an accomplice in said heresies.” (Liberalism is a Sin, chapter XVII).
- Thus, in the absence of candidates for whom to vote without transgressing, we recommend abstention.
As don Álvaro d’Ors explained once, voting is comprised of two elements: an opinion ―or personal option― and an act of will. And this second element is not aimed at the affirmation of the first, but towards the acceptance of the result of the counting of the votes. Voting consists primarily in affirming that, even though one does have a personal preference, if it should not triumph, one accepts and wills whatever results from the counting, just as when one takes part in a sporting competition, accepts beforehand the decision of the judge.
Thus, voting implies not only an act of acceptance, but of adherence and cooperation with not just a method, but with its principles and with its results, whatever they may be, fully and unconditionally. Contrariwise, militant abstention aims not only at rejecting the result, but all the other elements, for which, as an act of will, it entails greater significance than the act of voting.
Just as in ancient days pagan Caesarism used to tolerate the existence of any worship derived from personal preference as long as it was accompanied by the worship of the Emperor, and our forefathers preferred not to take part in idolatry but to profess the Truth, we think it better not to take part in the luciferian game which modern republics preach as dogma.
- Therefore, we strongly ask of the supporters of the Holy Cause who decide to participate in the elections or in any of their preparatory phases despite our recommendation, to not wear or make use of any of the signs of the Traditionalist Communion, but to participate in error on a purely individual basis, refraining from using the terms of sound doctrine to justify their partaking, so as to not soil the name of Tradition in the memory of future generations.
- To anyone who should find himself having a liking or even an obsession for any candidate or precandidate, we recommend to opt for having him in his prayers instead, so that Divine Providence may grant the said person the grace of conversion.
Celedonio de Jarauta Traditionalist Circle (Mexico City)
Carlist Circle of Nueva Galicia (Guadalajara)
Carlist Circle Vasco of Quiroga (Michoacán)
Fray Andrés de Castro Traditionalist Circle (Toluca)
Traditionalist Circle of Santiago de Querétaro (Querétaro)
Traditionalist Circle of Our Lady of Remedio (Cholula)
San Junípero Serra Traditionalist Circle (Alta California)
Father Eusebio Kino Traditionalist Circle (Baja California)
Traditionalist Carlist Circle of the Camino Real de Tejas (Texas)
Felipe II Carlist Circle of Manila (Philippines)
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