Anacleto González Flores, Líder Católico

PRÓXIMA CONFERENCIA ORGANIZADA POR EL CÍRCULO CARLISTA DE LA NUEVA GALICIA

Anacleto González Flores

El próximo sábado 25 de noviembre a las 18:30 de la tarde se llevará a cabo la conferencia Anacleto González Flores, Líder Católico, impartida por el maestro Anuar Emanuel López Marmolejo, miembro del Círculo Carlista de la Nueva Galicia. La conferencia tendrá lugar en el Centro Cultural Isabel la Católica, ubicado en C. Donato Guerra #114, Zona Centro Guadalajara/ Jalisco.

El maestro Anuar López Marmolejo nos comparte el sentido que ha de tomar la conferencia el día sábado sobre el beato Anacleto González Flores:

La historia oficial en nuestro país, más que buscar la verdad, busca sostener y justificar el sistema que precisamente construye dicha historia: el sistema liberal.

Todo héroe, mártir o santo que haya obtenido su heroísmo, martirio y santidad, precisamente frente a las fuerzas oligárquicas -beneficiarias del sacrificio de los demás-, oponiendo resistencia a las mismas, está, por ese mismo hecho, condenado al exilio de las páginas oficiales de enseñanza, reservadas para los ídolos con pies de barro. La espiral del silencio la llaman hoy. Ostracismo lo llamaron en la Grecia clásica.

El hoy Beato Anacleto González Flores, cumple a la exactitud con el mártir que no sólo fue condenado a morir, sino que también lo ha sido al olvido.

Condenado que desde la sombras, los exaltadores de la falsa libertad, consideran el precio útil a pagar por su osadía contra revolucionaria; que pretendía, y aún hoy pretende, desaparecer a las personalidades auténticas, y sustituirlas por masas informes, sin dignidad: aquellas que sueñan lo mismo, desean lo mismo, aspiran a los mismo conforme les indica su ley positivizada y no más la ley inscrito por Dios en su naturaleza, ya que se encuentra envilecida y disminuida por el hartazgo apetitivo, la debilidad en la voluntad y la oscuridad en la inteligencia que los momentos actuales promueven desde todos los espacios donde se construyen las ideas.

Hombres que viven por un ideal y mueren también por él son la causa de la carcajada oficial de los beneficiarios del esfuerzo tributario de los hombres y mujeres que integran y dan vida a la comunidad real. La que respira en las calles, sueña, sufre y goza la vida tal como es, y no como un grupo colegiado de «ilustrados» investidos de falsa autoridad, sin el respaldo del conocimiento, le ordena mediante un manual de operaciones al que califican de constitución.

La resistencia ante la injusticia es también una virtud cristiana. Soportar la vulneración de los principios más sagrados, profundos y fundamentales que tiene un pueblo no es prudencia sino pusilanimidad pura. Empequeñecimiento de espíritu y de inteligencia; apocamiento de virilidad y anti-naturalidad de la vida que tiende a afirmarse en la existencia; que imprime su voluntad con justicia cuando se encuentra ordenada por la inteligencia que ha encontrado la verdad, o por la fe cuando esa verdad, inaccesible a su simple naturaleza, le ha sido revelada «por una gracia del cielo que siempre es inmerecida».

Los tiempos de Anacleto son también nuestros tiempos. Ayer no fue distinto que hoy. En el origen del mundo se entabló la cuestión. Se trabó la litis -dicen los abogados-. Las fuerzas del mal deseosas de vacío se rebelaron contra el bien Supremo que sólo se encuentra en Dios. Caricaturesca batalla que emprende el mal creyendo que obtendrá algún beneficio. No comprende que la palabra beneficio viene de bueno, de bien, y que es por su propia naturaleza excluyente de todo mal.

El hombre oficializado de los tiempos de Anacleto es igual al adocenado de nuestros tiempos. No sólo sustancialmente, ya que posé la imagen de Dios como su creador, sino accidentalmente, ya que también ha renunciado a mantener la semejanza debida a nuestro Dios, que es la única rebeldía posible con una voluntad enferma de soberbia. Como la del niño caprichoso que al no ser satisfecha su exigencia desordenada, agita su cabeza lastimándola con el respaldo al que se encuentra sujeto.

Así nos enseña Anacleto como nuestra naturaleza ordenada clama a Dios y sólo a él tiende. Incluso si el obstáculo que debemos superar para lograrlo es el de nuestra propia vida. Es decir, el del martirio.

Cartel de la conferencia del próximo sábado

Círculo Carlista de la Nueva Galicia

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