Resultados del IV Concurso navideño de la revista «Pelayos»

Publicamos a continuación «La verdadera Navidad», relato del ganador del concurso en su categoría juvenil

Ilustración de Mónica Caruncho

El pasado 3 de diciembre se publicó la convocatoria del IV Concurso navideño de la revista «Pelayos». Esta cuarta edición ha tenido como tema «Los pelayos llevan la Navidad a la escuela» y, como siempre, ha pretendido que chicos y grandes preparasen con su participación el Nacimiento de Jesucristo. A continuación, publicamos los resultados.

En su modalidad de dibujo/pintura el concurso se declara desierto.

En la modalidad de vídeo y en la categoría de adultos, obtiene la victoria «Mirad que aposentadores» de Georgina Gargollo, de México. Lo podrán ver en breve en nuestro canal YouTube.

El ganador en la categoría juvenil de la modalidad de relatos es Santiago María Baño Astinza y en la categoría de adultos, lo es Josep de Losports con «El muñeco de nieve verde». El resto de narraciones, poesías y otros textos enviados desde distintos puntos de la Hispanidad —además del cuento del ganador de la categoría de adultos— se seleccionarán y aparecerán en el próximo número de la revista «Pelayos».

Publicamos a continuación el relato del ganador del concurso en su categoría juvenil. 

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La verdadera Navidad

Llegaba diciembre y en los colegios se empezaba a hablar de Navidad, pero no de esa Navidad que nos habla del nacimiento de Jesús, no, sino de una fiesta meramente comercial de gastar en dulces, regalos, decorados de invierno y Papá Noel. Pero del Niño Jesús, el Belén y la Santísima Virgen María, ni rastro… Pues sí, esa era el tipo de Navidad de la que hablaban por todas partes a nuestros amigos carlistas Santiago y Teresa, y no paraban de darle vueltas a la cabeza sobre cómo dos niños como ellos podían cambiar la situación.

De repente ocurrió algo que les iba a ayudar a encontrar el modo de cambiar las cosas. O al menos podrían intentarlo. Unos días antes de que comenzaran las vacaciones de Navidad en el colegio, la profesora les encargó que hicieran un trabajo para explicar lo que significaba para ellos la Navidad, así que se encontraron ante la oportunidad perfecta, ¡por fin podrían hacer saber a sus profesores y compañeros el verdadero sentido de la Navidad!

Esa misma tarde, nada más salir de la escuela, fueron corriendo al círculo carlista de su pueblo para consultar con sus amigos pelayos y margaritas, que les propusieron varias ideas tales como: hacer un video, un mural, una charla… También uno propuso montar un belén carlista en la plaza principal del pueblo y que invitaran a todos sus compañeros de clase.

Al final se decantaron por hacer un pequeño mural y explicarlo con una charla a sus compañeros de clase. El capellán que había escuchado todo, se ofreció a ayudarles, idea que aceptaron gustosos. Estuvieron toda la tarde trabajando en ello, pegando, recortando, dibujando… 

Al finalizar el trabajo ensayaron con los pelayos y margaritas del círculo como si fueran sus compañeros de clase, que les corregían y les daban ideas para que todo saliera perfecto.

A la mañana siguiente, a la segunda hora de clases, les tocaba exponer su trabajo.

Al principio no pareció impresionar mucho, pero palabra tras palabra les iba llamando la atención cuando explicaban que en la Navidad lo que celebramos es el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que ha venido al mundo a redimirnos y que ese es el motivo de la alegría y la felicidad de estas fiestas y las tradiciones que nos han transmitido nuestros antepasados.

Cuando Santiago y Teresa terminaron su exposición, la clase rompió en aplausos, ¡el plan había funcionado! Excepto con la profesora, que era liberal hasta la medula, y a pesar del éxito que habían tenido entre sus compañeros les suspendió.

Pero a nuestros amigos Santiago y Teresa no les importaba, pues habían enseñado a sus compañeros el verdadero sentido de la Navidad, y además aprovecharon para invitarles a todos a la fiesta navideña que organizaba el circulo carlista del pueblo.

Tras unos días de espera, por fin llegó el día esperado, 25 de diciembre, y allí en el local del círculo estaban reunidos todos los pelayos y margaritas, sus familias y el alegre capellán Don Ramón con su boina roja y su inconfundible pipa, todos cantando villancicos con panderetas, dulzainas y zambombas y tomando polvorones y turrón.

No faltó tampoco ninguno de los compañeros de la clase de nuestros amigos, que se lo pasaron pipa y además salieron todos con sus boinas coloradas y blancas y con todo lo que compraron (boinas, pines, borlas…) dejaron un buen aguinaldo en el círculo y el tesorero estaba muy contento.

Dos días más tarde los pelayos y margaritas montaron en la plaza del pueblo un Belén muy bonito y organizaron un gran pasacalles con niños y mayores hasta donde estaba el portal, simbolizando la adoración de los pastores.

Acudió gente de todas partes, carlistas y no carlistas, para el asombro de todos.

Ese día nuestros amigos convencieron a muchos del verdadero sentido de la Navidad y el Niño Jesús les dedicó una tierna sonrisa desde la cuna del portal en señal de agradecimiento por la gran gesta que habían logrado.

Santiago Mª Baño Astinza

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