Las Águedas de Miranda del Castañar

Las mujeres casadas de la comarca se apresuran a venerar a su patrona

Águeda, mujer valiente,

Que en febrero floreciste,

Y por ser tan olorosa,

A los cielos te subiste.

Ese canto se le dirige hoy, 5 de febrero en la Sierra de Francia salmantina, a Santa Águeda de Catania, virgen y mártir. Las mujeres casadas de la comarca se apresuran a venerar a su patrona y la villa de Miranda del Castañar ocupa un lugar destacado por la conservación fiel de las antiguas costumbres.

Unos días antes las mujeres han elegido a las mayordomas, que serán las encargadas de organizar los actos y de correr con los gastos. El repique de las campanas indica que la fiesta va a comenzar y que no es día para dedicarse a los oficios de casa ni a las labores del campo. Las mayordomas se dirigen al Ayuntamiento para recoger el bastón de mando de manos del alcalde, porque este día son las mujeres las que tienen el poder en el pueblo. Acto seguido, van todas, con sus trajes de gala y sus joyas, a las escuelas a «liberar» a los niños y recorrer todo el pueblo de forma festiva, al son de flauta y tamboril.

No obstante, los actos más importantes de la festividad se desarrollan después asistir a misa, cuando acuden en procesión a la plaza mayor para celebrar el Baile de la Bandera. Las mayordomas la agitan sobre las cabezas de todos los presentes y se arrodillan sobre prendas masculinas, como señal de mando. Si se encuentra en el grupo un varón al que están unidas por lazos de consanguinidad o por matrimonio, deberá rendirles pleitesía.  A continuación, da comienzo el baile en honor de Santa Águeda, en el que es la mujer la que saca a bailar al hombre. Finalizado el tiempo dedicado a la danza, los asistentes acuden al convite que han preparado las mayordomas a base de perrunillas y flores (dulces típicos).

Ya entrada la noche, después de la cena en que han participado solamente mujeres, se acude de nuevo a la puerta de la iglesia para cantar la alborá, en que se honra a la santa con coplas antiguas como la que encabezaba este escrito, y otras más.

Con la licencia de Dios,

Del clero y la autoridad,

A Santa Águeda venimos,

A cantar esta alborá.

A Santa Águeda bendita,

Le venimos a pedir,

Tocino para la olla y aceite para el candil.

Ana Herrero, Margaritas Hispánicas

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