Las elecciones autonómicas en Galicia del 18 de febrero de 2024

En medio de la interesante reacción del campo en todas las regiones de España, con sus llamativas «tractoradas», las elecciones autonómicas al Parlamento gallego irrumpen como un acontecimiento descontextualizado, totalmente fuera de lugar. Esto se aprecia no solamente por la poca atención que los medios de comunicación de masas están prestando a las mismas, sino también por el tedio, la insulsez y la poca ilusión que producen los principales candidatos y los partidos que encabezan.

El escenario ciertamente parece, según están ya cocinando las encuestas, previsible y de continuidad con el caciquismo del PNV gallego, el Partido Popular de Galicia, bien arraigado y consolidado en la región. Se prevé por tanto un relevo natural y sin, en principio, sorpresas de Núñez Feijoo a Alfonso Rueda, al igual que en su momento se había dado cuando lo hizo Fraga con Núñez Feijoo, tras el breve y anecdótico gobierno autonómico del socialista Pérez Touriño en coalición con el Bloque Nacionalista Gallego.

Y es que el caso gallego es singular en España, generalmente dominada por el partido-Estado del PSOE. En nuestra región, a excepción de algunas ciudades y singularmente la de Vigo, por su particular idiosincrasia, el PSOE no deja de ser un partido sin más aspiraciones que tratar de arrebatar el liderazgo de la oposición al BNG. Un Bloque que, por supuesto engordado y bien tratado por el PP y sus medios de comunicación institucionales, se presenta a estos comicios fuerte y henchido, con una Ana Pontón que, a pesar de su sosez, no tiene grandes competidores en los otros partidos, lo que la convierten en clara favorita a encabezar la oposición, pudiendo estar cerca de duplicar en diputados autonómicos al PSOE. Y es que el Bloque, con su impostado aberchalismo de neofalantes, gaita y pulpo, capta mucho mejor las simpatías de la sociedad gallega de izquierdas que un PSOE percibido como estatista, excesivamente moderado y apolillado. Con el favor y buen trato de los medios, el BNG de Ana Pontón no dejará hueco a las otras izquierdas de Podemos o Sumar, pues encarna mejor el sentir izquierdista en Galicia, en su clara posición separatista, es decir, de odio a España y lo que ésta representa en el imaginario colectivo de la izquierda gallega.

Por su parte, Vox, en un contexto de descomposición y grave crisis interna, seguirá siendo totalmente irrelevante en Galicia. Su nacionalismo «español», constitucionalista y jacobino, aunque pretendan —a regañadientes— maquillarlo ahora con un torpe y falso regionalismo, plagado de tópicos y sin sustancia, no tiene cabida ni defensa en la sociedad más apegada á terra de España.

Más simpático que el anterior, aunque igualmente liberal, el partido Democracia Ourensana podría acaparar parte del descontento político que Vox no consigue canalizar y obtener un diputado autonómico o más por la actual provincia de Orense, única circunscripción por la que se presenta.

Del resto de partidos políticos que concurrirán a estas elecciones, ninguno merece anotación alguna debido a su irrelevancia. Si cabe, Escaños en Blanco puede resultar el mejor intencionado, pero su estrategia resulta poco convincente y ciertamente peor que la abstención, opción que, en definitiva, pedimos los carlistas gallegos para estos comicios.

Vigo, febrero 2024

Círculo Tradicionalista «Juan José Marcó del Pont», en nombre de la Comunión Tradicionalista del Reino de Galicia.

Deje el primer comentario

Dejar una respuesta