Los grandes santos intentaron acercar, con sus escritos, a los católicos a la gracia de la contemplación de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, especialmente con las meditaciones sobre los misterios de la vida de Cristo, que tanto ayudaron a la piedad popular. Pero hoy asistimos, desgraciadamente, a un fenómeno más bien contrario al que siguieron grandes maestros espirituales: acercar a Jesucristo a los hombres. No pretendemos ni un juego de palabras ni hilar especialmente fino. Se trata de un camino inverso a este iter trazado por la tradición espiritual, en el que, ahora, quien necesita cambiar, convertirse, no es el hombre y su mentalidad, sino el Hijo de Dios.
En estos últimos años proliferan dibujos, escritos, imágenes que pretenden trazar este camino, siempre cargado de buenas intenciones, de construcción de una nueva espiritualidad. Algunos derivados de esta redención humana de Dios ya han sido iluminados en esta página. Hoy abordamos, si quiera sucintamente, uno de estos últimos destilados: la serie «The Chosen».
Una crítica necesaria, aunque insuficiente, ha sido publicada ya en inglés por la periodista Leila Miller en Crisis Magazine. Pero su incomprensión del fenómeno se trasluce cuando afirma que es sorprendente que este tipo de falsificación del misterio cristiano nazca de ambientes teóricamente conservadores cuando, en el pasado, había despuntado en ambientes progresistas y heterodoxos. Desde ambos espacios, y eso es lo que permanece incomprensible para la señorita Miller, se tiende a desfigurar el camino de acceso a la Revelación. Y esto se hace desfigurando la figura de Cristo, aportando elementos que, por no ser revelados e interpretados a la luz de la Tradición, inducen a la confusión teológica que está indisolublemente unida a la vida espiritual.
Siempre es arriesgado abordar la dinámica de los misterios de la Vida de Cristo sin caer en la perenne tentación, error que está presente desde los comienzos de la vida de la Iglesia, de separar la doble naturaleza de Cristo. Por ello, para escapar de errores cristológicos, es necesario mantenerse cercano a las fuentes y a los grandes maestros espirituales. Pero hay una necesidad, que no cesa sino que se acrecienta, de novedad. Una incapacidad para aceptar lo que se ha revelado y también aquello que no y requiere silencio y contemplación por nuestra parte. «The Chosen» capítulo tras capítulo, como aquellos evangelios apócrifos de la primitiva iglesia, va sacando de la chistera palabras, gestos, miradas que no pueden sino que desfigurar el Misterio de Cristo.
«Acerca a Jesús», dicen algunos y yo me pregunto ¿a cuál? Normalmente al de los grupos de poder y económicos que están detrás de la producción: la secta mormona y protestante. Y ya sabemos, «parvus error in principio magnus est in fine». «Otros lo han hecho antes». Sí. Santo Tomás, por ejemplo, cuya Tertia Pars de su Summa está consagrada, en parte, a narrar los misterios de la Vida de Cristo, pero, a diferencia de los escritos de los Maestros, en esta serie, este «Jesús» al que hacen referencia, aparece «encarnado», no con los elementos propios de la humanidad descrita en los Evangelios, sino con los elementos propios de la modernidad: sarcasmo, falta de seriedad, superficialidad, indefinición, esteticismo, afectivismo y sentimentalismo, banalización…
El calado que tienen este tipo de series en la imaginación del cristiano es más grave de lo que podemos pensar. La imaginación tiene un papel no menor en la vida de piedad. La contemplación da una cierta preeminencia -por ejemplo en las escuelas carmelitanas o ignacianas, aún con sus diferencias- al papel de la imaginativa: la composición de lugar, la contemplación de tal o cual misterio, conversación o situación del Evangelio… todo ello con una sola finalidad: alcanzar amor. Pero cuando esta imaginación tiende por principio a rellenar los silencios de la Revelación, a dar preeminencia a la interpretación subjetiva sobre el dato revelado, a alimentarse de elementos modernos (se entiende que en el sentido axiológico de la palabra) y heterodoxos, el material que ofrece deja de ser una ayuda para convertirse en un veneno en el alma del fiel católico.
Pronto, ya lo están haciendo, redes sociales, «movimientos», influencer, parroquias y sus párrocos, el mundo conservador casi unánime; «The Chosen» será el nuevo catecismo modernista en el que almas ingenuas beberán para saciar su sed espiritual. Y esto es lo realmente terrible del asunto. Como Hakuna, en cuyos ambientes está de moda la serie de marras, asumen una estética moderna, está técnicamente bien hecha, atrapa emocionalmente, pero al final, no queda nada…
P. Juan María Latorre, Círculo Cultural Alberto Ruiz de Galarreta
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