Porque los Obispos son los pregoneros de la fe que ganan nuevos discípulos para Cristo y son los maestros auténticos, o sea los que están dotados de la autoridad de Cristo, que predican al pueblo que les ha sido encomendado la fe que ha de ser creída y ha de ser aplicada a la vida, y la ilustran bajo la luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Revelación cosas nuevas y viejas (cf. Mt 13, 52), la hacen fructificar y con vigilancia apartan de su grey los errores que la amenazan (cf. 2 Tm 4,1-4).
Constitución Lumen Gentium, nº 25.
El pasado Domingo de Ramos, durante el pregón de Semana Santa organizado por la Unión de Cofradías de Jerez de la Frontera, el obispo pudo escuchar con atención la exaltación que hizo la pregonera del amor homosexual entre adolescentes y del adulterio entre católicos «arrejuntados», todo, según la eminente cofrade jerezana, admitido y aprobado ya por las más altas jerarquías eclesiásticas como se les hizo saber a los jóvenes en la JMJ de Lisboa. Al finalizar el pregón, el público católico y cofrade aplaudió con entusiasmo, también los concejales del PP y de VOX, muchos de cuyos votantes son católicos, y también aplaudió el señor obispo.
Como en Sevilla con el cartel del Consejo de Cofradías, suponemos que como en Cervera con el de la Passió, y como en otras muchas partes todo ha sucedido ante la presencia de los pastores del rebaño católico o de sus delegados, que han asistido como los perros mudos de los que habla Isaías ¿Es qué no se daban cuenta de nada? ¿Eran incapaces de ladrar? No sabemos; cada uno pareció volverse a sus caminos, a sus quehaceres, dejando pasar el asunto de largo. En algunos medios andaluces muy leídos por católicos se ha alabado la prudencia de estos silencios, medios por cierto que han aplaudido a rabiar el cartel y el pregón, como diciéndole a los obispos que calladitos están más guapos.
Fuego amigo, daños colaterales de la nueva evangelización, habrá pensado algún pastor que sueña con pasear por Roma el rebaño lustroso y gordo de la religiosidad popular andaluza. Porque hay que mostrar músculo, aunque sea un músculo inflado con los esteroides anabolizantes de la religión a la carta y que, vistas las prácticas y conductas aceptadas por los que se dicen católicos, encuentra tremendas dificultades para mover evangélicamente a la sociedad. Quizá estos pastores han caído en el espejismo del número al ver la afluencia de gentes a procesiones y romerías. ¡Cuántas ovejas tengo! -habrán quizá pensado-, ahora que son muchas no ladraré no vaya a espantarlas y me quede solo con las viejas y flacas.
Quizá así se expliquen el silencio del arzobispo de Sevilla ante la infamia del cartel y los aplausos del obispo de Jerez tras el pregón. Desde luego, no es el silencio de Jesús ante Herodes ni es la valentía de Jesús ante Anás porque nadie los ha oído todavía decir nada públicamente. Pareciera como si hubieran renunciado a ser motivo de escándalo y causa de contradicción para el Mundo, que más bien buscan su aplauso y no están dispuestos a recibir, ni siquiera en estos días de Pasión, una bofetada como la que recibió nuestro Señor. ¿Qué dirán en la homilía del Jueves Santo sobre el Amor? ¿Los absolverá el Sanedrín? ¿Encontrará Caifás motivos para llevarlos ante Pilatos?
Javier Quintana, Circulo Cultural Francisco Elías de Tejada (Sevilla)
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