El pasado sábado nueve de marzo se realizó la segunda celebración de los Mártires de la Tradición por parte del Círculo Carlista de Nueva Galicia en Guadalajara. Dicha celebración consistió en una peregrinación con rosario y misa en honor a los mártires Ezequiel y Salvador Huerta, quienes fueron elegidos por ser modelos laicos de santidad, debido a su testimonio de fe durante la guerra cristera.
La cita al evento fue a las seis de la tarde en la Capilla de Jesús, una pequeña iglesia del siglo XIX, donde se encuentran los restos de los mártires cristeros Ezequiel y Salvador Huerta, junto a un mural que recuenta su historia. Allí, los miembros del Círculo Carlista de Nueva Galicia iniciaron su conmemoración con una reflexión sobre los mártires elegidos, junto con una oración inicial.
Tras esto, el grupo de más de una decena de fieles partió en peregrinación, rezando el santo rosario y bajo el signo de las banderas de la Hispanidad, la Guerra Cristera y La Vandea. Durante el recorrido de poco más de una hora, se atravesaron algunas de las calles más antiguas de la ciudad y se visitaron la antigua casa de Anacleto González Flores y el Santuario de Guadalupe. De este modo, se dio un testimonio visible de la fe hispano-católica tradicional en medio del mundo y se tuvo la oportunidad de recorrer los lugares en los que nuestros mártires se santificaron durante su vida cotidiana.
La peregrinación terminó en el templo de Nuestra Señora del Pilar, patrona de la hispanidad, donde se rezó la oración de Francisco Elías de Tejada y donde el P. Javier Ruíz Velasco celebró una misa particular en honor a los mártires de la tradición y recordó la importancia de la valentía cristiana en la actualidad y de dar la vida por Dios, que busca que lo ayudemos a instaurar el reinado social de Cristo, luchando.
Finalmente, los miembros del Círculo Carlista de Nueva Galicia se dirigieron a casa de uno de sus miembros, en donde tuvieron una convivencia y tertulia en la que se habló del mundo moderno y del llamado actual de los mártires cristeros para los laicos. En efecto, tanto Salvador como Ezequiel Huerta destacaron por tener una vida sencilla en la que, sin embargo, Dios les dio la oportunidad de dar la vida por él.
Los hermanos no rechazaron la oportunidad y fueron conducidos a la muerte el Domingo de Ramos de 1927, en el que, según testimonios, Salvador se quitó el sombrero frente al cadáver de Ezequiel, diciendo «Me descubro ante ti, hermano, porque eres un mártir», tras lo cual se alumbró el pecho con una vela del sepulturero y exclamó «Me pongo esta vela en el pecho para que no fallen ante este corazón dispuesto a morir por Cristo». Que nuestro círculo pueda seguir el ejemplo de los grandes mártires de la tradición.
Agencia FARO, Círculo Carlista de la Nueva Galicia.
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