La modestia es, como vimos, la esencia de la mujer católica y debería serlo de cualquier mujer.
La Santísima Virgen es el ejemplo. También, las virtuosas y santas mujeres de los primeros tiempos de nuestra Fe, que ayudaron a los pobres y muchas veces prefirieron ser mártires a perder la virtud, contrarrestaron los pésimos ejemplos de algunas emperatrices romanas y cortesanas derrochadoras y caprichosas. Venerables damas consiguieron la conversión de muchos hombres con su bello comportamiento lleno de generosidad y valentía. Por ejemplo, la heroica Santa Eulalia, quien no dudó en recriminar con valentía a los enemigos de la Fe, como eran los gobernadores romanos de la época… Hoy, algunos dirían que ése no es el camino, que hay que «tender puentes» con los poderes humanos aunque estos odien la Fe.
También han sido ejemplo de todo aquello reinas santas, valientes y guerreras, como nuestra Isabel la Católica. Y las admirables Margaritas de la Tradición que, en tiempos de guerra y lucha por Dios y por España, dieron ejemplo de valentía y abnegación.
Recemos para que haya siempre jóvenes que imiten estos modelos encomiables y no a cantantes detestables por muchos motivos.
Lina, Círculo Tradicionalista Ramón Parés (Barcelona)
Deje el primer comentario