Crónica de la última reunión del círculo de Santafé de Bogotá

El carlismo es una comunión, es el foco en el que convergen el pasado, el presente, y el futuro, porque ser carlista no es más que ser cristiano práctico

El pasado viernes 26 de abril, fiesta de los Santos Marcelino y Cleto, tuvo lugar la VII sesión del Círculo Carlista Santafé de Bogotá, primera oficial del año 2024. Siendo las 18:30 de la tarde se dio inicio. Al comenzar este encuentro, el presidente del círculo, el doctor y profesor don Carlos Escobar, comenzó hablando sobre la historia de nuestro círculo, cómo se fundó oficialmente, y la trayectoria que ha tenido durante estos seis años de labor en Colombia.

El círculo de Santafé de Bogotá nace en el año 2019, en cabeza de Don Carlos Escobar, como presidente, y dos miembros más, con la bendición del Padre José Ramón García Gallardo, y bajo el patrocinio de San José. Este círculo ha pasado por varios años, procesos de altos y bajos, como todo en esta vida. Pero en él podemos evidenciar la veracidad de aquellas palabras de Santa Teresa, que al fundar sus conventos, con más confianza en Dios que recursos, decía: «Pues la grandeza de Dios es infinita, también lo serán sus obras». Este círculo es una obra que, en pie de batalla, sigue firme e inmutable ante el enemigo, que busca confundir.

Hoy en día más que nunca debemos estar prestos al llamado de Cristo, y esto es lo que buscamos en el seno de nuestro círculo, formarnos en todos los campos: el intelectual, el moral, el de la acción y el del apostolado, y sobre todo el espiritual, puesto que esta es la base de nuestra vida. Como católicos comprendemos que el carlista no es sino un hombre que entiende que esta vida es milicia sobre la tierra. El sentido de lo espiritual en el hombre es algo que lo trasciende, y tener esta certeza es, en parte, lo que nos anima cada día a vivir como verdaderos cristianos.

Para cumplir nuestro propósito de adquirir una formación sólida, en nuestro círculo, iniciamos con la lectura del libro ¿Qué es el carlismo?, del cual cada uno de nosotros escogió un capítulo, para posteriormente tener el deber de presentarlo en distintas sesiones. Esto con el fin de exponer cada parte a los integrantes del círculo, y que nos vayamos empapando cada vez más del tema.

El objetivo de este círculo es que sus integrantes adquieran una formación profunda y espiritual, y que esto lo trasladen al campo de la acción, convertido en apostolado. La divulgación y evangelización, tan indispensables en la vida cristiana, lo son también para nosotros, los carlistas, que hemos sido el brazo armado de la cristiandad.

La tradición hispana reclama que nosotros la llevemos sobre nuestros hombros con el sagrado deber de transmitirla, cueste lo que cueste, así como Nuestro Señor cargó con su Cruz, pesada, difícil, pero llena de amor. Nosotros no buscamos otra cosa que tomar nuestra cruz de cada día y seguirle. El peso de esta cruz muchas veces lo podemos experimentar en el siempre hecho de ver lo que pasa hoy en día, como todo va de mal en peor, y pareciera que el ser humano no pudiera caer más bajo, cuando nos damos cuenta que sí. Aun así continuamos nuestro camino, siguiendo a Nuestro Capitán, y nunca perdiendo de vista que Él nos ha dado ejemplo primero. Que Él nos dio ejemplo de amor, porque sin amor es imposible llevar nuestra cruz. Tenemos dos opciones, o llevamos la cruz con Cristo, o la llevamos sin Él, de una u otra forma habrá que cargarla, la manera la decidimos nosotros.  

La bandera de Cristo Rey debe volver a hondear en nuestra patria, en Colombia. Convenimos en que es muy importante, pues, ver el carlismo desde nuestra perspectiva propia como colombianos, en nuestra situación actual, y en que es importante hacer también una revisión histórica de nuestro país, en especial en la acción política. 

El carlismo es una comunión, es el foco en el que convergen el pasado, el presente, y el futuro, porque ser carlista no es más que ser cristiano práctico, y de esos ha habido siempre, no es más que vivir con un sentido, con un ideal, algo de lo que carece la modernidad. El hombre moderno, se ha vuelto como el agua, que con cualquier cosa se deforma. Es nuestro deber, y nuestra responsabilidad, que como círculo trabajemos juntos para llegar a ser hombres y mujeres dignos de estos títulos, y no, los engendros de la modernidad.

Por otra parte, no quiero dejar de lado la alegría que experimentamos, porque en esta ocasión nos acompañaron dos nuevas margaritas, muy interesadas y comprometidas. Gracias a Dios nuestro círculo comienza a crecer, quiera Él mantenerlo firme, y mantenernos a todos inmutables con su gracia. Como mujeres, sabemos que tenemos una misión especial en este momento específico de la historia, y nosotras, que buscamos con sinceridad la verdad, hallamos que ella reside en la Fe de Cristo. Es nuestro deber restaurar la imagen de la mujer, tan ultrajada y deformada hoy en día. Comprendemos que este es nuestro deber para con Dios, para con nuestra patria, y para con nosotras mismas, para en un futuro, poder darle hijos a la Iglesia, y ser las columnas en las que se cimienten las familias.

Por último, para cerrar nuestro encuentro, se realizó el rezo del Santo Rosario y se determinaron los capítulos del libro que le correspondían a cada miembro. Al final hubo un tiempo para compartir con los demás y hablar. Terminamos con una foto grupal, y gritando como siempre ¡Vivas a Cristo Rey!

Esperamos, con la ayuda de Dios, que estos encuentros se continúen realizando con una periodicidad definida, para mantener vivo en nosotros el ardor y la esperanza en la promesa de que Dios enjugará todas nuestras lágrimas, y que vale la pena sufrir un poco en este mundo, pero no con desánimo, sino con alegría y con entereza. La victoria ya es nuestra, Dios lo ha prometido, y Él es fiel a sus promesas. ¡Solo tras de muertos capitularemos!

María de Madarriaga y Alonso, Círculo Carlista de Santafé de Bogotá

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