Nueva oleada terrorista en el suroccidente colombiano

Gustavo Petro anunció en Popayán que no habrá más ceses al fuego con el EMC-FARC

Foto: Jorge Orozco/El País

Termina otra semana trágica para los departamentos de Cauca y Valle del Cauca gracias a la pasividad de un gobierno empeñado en demostrar su debilidad. Pocos días después de la enésima tanda de atentados terroristas, el suroccidente colombiano fue nuevamente azotado por guerrillas cada vez más fuertes y ansiosas por doblegar al Estado.

El viernes 17 de mayo explotó un artefacto en una vía de Miranda (Cauca), dejando como saldo dos muertos, entre ellos un menor de edad; acción de que se le atribuye al «Estado Mayor Central» de las FARC (EMC-FARC).

Tres días después, el 20, estalló una moto bomba cerca del lugar donde se hospedaban los policías recién llegados a Jamundí (Valle del Cauca), municipio al que habían sido destinados para reforzar la seguridad. Sin embargo, no hubo víctimas qué lamentar. Ese mismo día la estación de policía de Morales (Cauca) fue atacada por el EMC-FARC ─hecho en el que murieron cuatro personas─ y la sede del Banco Agrario asaltada y saqueada. También ese lunes hubo un cruce de disparos entre la fuerza pública y los grupos armados en Dagua (Valle del Cauca).

El martes 21 se registraron combates en la zona rural de Santander de Quilichao y Patía (Cauca). Asimismo, el viernes 24 fue atacada la subestación de policía de Robles (Jamundí).

Por su parte, Gustavo Petro anunció en Popayán que no habrá más ceses al fuego con el EMC-FARC en el suroccidente colombiano. Advertencia tardía, inocentona y ridícula que a los mandos guerrilleros provocaría una leve sonrisa, pero que a los colombianos genera frustración y temor.

Agencia FARO, Colombia.

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