Reunidos a las 20:00 del jueves 31 de mayo en la sede del ovetense Círculo Vázquez de Mella (Plaza Primo de Rivera, 1, Oficina 10A), tal y como se había anunciado, el objeto de la sesión de lectura no fue el texto de Elías de Tejada que se venía trabajando, si no la obra «Filosofía de la Eucaristía» del mismo Juan Vázquez de Mella, por coincidir en esta ocasión el último jueves del mes con la festividad del Corpus Christi.
Tras la oración inicial, dirigió la sesión el secretario del círculo, Manuel Rodrigo, que comenzó la exposición con una advertencia: tratándose de una obra de gran complejidad doctrinal, no obstante su intención apologética, así declarada por el mismo autor, se comentarían los extractos seleccionados de la parte más «devocional» del libro, esto es, los correspondientes a las «Pruebas generales» de la Eucaristía según el tribuno asturiano.
Sin embargo, la exposición vino introducida por una obligada referencia a la festividad del Corpus. El ponente destacó que en la institución de tal fiesta por el Papa Urbano IV en 1264 tomó parte principalísima el mismo Santo Tomás de Aquino, el gran Doctor Eucarístico, a quien constantemente se remite Vázquez de Mella en su obra. Dicha introducción dio pie a la lectura de un extracto del célebre Opúsculo 57 sobre la fiesta del Cuerpo de Cristo del Aquinate, pórtico de entrada del texto de Mella.
A continuación, se leyeron y comentaron los epígrafes siguientes: «Las síntesis humanas y la síntesis divina», «La Eucaristía, síntesis suprema», «La Eucaristía como fin del universo. El único culto digno de Dios» y «La síntesis eucarística y el valor del sacrificio».
Tras su lectura y comentario, el ponente relacionó algunas de las ideas hasta entonces expuestas con la importancia capital de la doctrina de la Realeza de Cristo, subrayando la dimensión eucarística de dicha Realeza, puesta de manifiesto, entre otros, por el mismo Pío XI al instituir la fiesta de Cristo Rey. De fondo, el gran tema de la unión hipostática de las naturalezas divina y humana en la persona de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, sellada y perpetuada en el «sacramento rey» de la Eucaristía, signo de la relación gracia-naturaleza.
Finalmente, y tras algunas preguntas de los lectores, la oración del mismo Vázquez de Mella «A Cristo Sacramentado» puso el broche final a una sesión que dio paso, como de costumbre, a una charla más informal en un bar de las inmediaciones del círculo.
FARO/ Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella
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