Venga a nosotros tu reino

Existen dos problemas notorios en el mundo hispánico: la herencia de la Teología de la Liberación y la debilidad de los miembros del clero

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Se hizo noticia que México votó por su primera presidente mujer, quien además de ser de origen judío, es de extrema izquierda. Muchos católicos -con gran razón- están escandalizados por esta noticia, conside­rando que México es un país de mayoría católica. La pregunta es: ¿Cómo pasó esto? Y no sólo México es víctima de casos así, sino que vemos que es un fenómeno en toda la Hispanidad: la pequeña Cristiandad. Por lo tanto, pienso que se debe de dar una concisa nota sobre dos problemas notorios en el mundo hispánico: la herencia de la Teología de la Liberación y la debilidad de los miembros del clero.

Cabe recordar que la llamada «Teología de la Liberación» no es ni teología ni libertad, ya que, en esencia, es meramente un análisis sociológico desde la ideología (marco cerrado de entendimiento) marxista, aplicado al catolicismo. Y tampoco es liberal (en el sentido tomista del término) porque no libera, sino que ata y subyuga, como es típico del Marxismo. Esta «teología», la cual ve su origen en Francia en los años 60 (época de protestas estudiantiles), no conecta al hombre con Dios, sino que hace un análisis horizontal, una praxis (práctica exterior de la filosofía). En esto, el marxismo expone cuál es su matriz: el liberalismo. Según ésta corriente, sólo existe la materia, lo palpable, lo inmanente. Un ejemplo de las consecuencias de este pensamiento materialista lo vivimos en las elecciones. En ese contexto, cuando es típico escuchar la interrogante «¿con quien me va a ir mejor?» cuestiones como el aborto y la ideología del aberrosexualismo pasan al segundo plano, o incluso son también vistos bajo la misma base materialista subordinado al: «¿cómo me afecta a mi?».

A través de la dialéctica Marxista (rupturas llevadas a cabo por conflic­tos que mueven la historia) del pobre contra el rico; el hombre contra la mujer; el estudiante contra el profesor; y «el heterosexual» contra «el ho­mosexual», así se logro encontrar tierra fértil a través de la Iglesia hispano­americana, en especial en las áreas de mayor descontento y precariedad material. Allá dónde hay descontento, hay oportunidades para el marxismo de revolución. En fin, la «Teología de la Liberación» convierte del catolicis­mo es un mero movimiento social de ayuda al pobre, desligándolo de la fe.

Ya exponiendo la base de la nefasta «Teología de la Liberación», podemos entender un poco más cómo es que eso ha afectado el pensamiento popular al momento de votar por algún candidato. En vez de que la política esté conforme a la Fe, el bien material usurpa el bien trascendental. Esto va atado al segundo factor que identifico: la debilidad del Clero.

Muchos Sacerdotes cayeron en la trampa de la «Teología de la Liberación», y aunque el Cardenal Ratzinger condenó a la sazón esta «teología» cuando ocupaba el cargo de Prefecto para la Doctrina de la Fe, bajo la moderación del entonces Papa Juan Pablo II, ya la semilla del error estaba plantada y siendo cuidada por sus «teólogos». Algunos católicos comenzaban a abrazar de una u otra forma aspectos de esta mal llamada teología, y sus líderes en el Clero -de corte Liberal- no supieron combatirla a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Según explica el doctor Miguel Ayuso:

«Y es que el II Concilio Vaticano favoreció en general en Hispanoamérica una lectura izquierdista, revolucionaria en sentido socialista-marxista: fue así la cuna de la teología de la liberación y luego de la nueva teología latinoamericana o del pueblo. De modo tal que, tras los años 70 se pueden ver tres grandes corrientes en el clero: los viejos liberales, constitucionalistas, que juegan un papel conservador; los democristianos variopintos, y los tercermundistas, con variantes populistas según los casos (en Argentina por el peronismo, pero no fue diferente en Perú, Brasil o Méjico). Esto subsiste hasta el día de hoy. El clero de orientación tradicional es minoritario y de ínfima influencia (salvo, claro está, los seguidores) en la sociedad y en los fieles, entregados al progresismo modernista en materia de fe y política»[1].

¿Cómo se ha desarrollado hasta nuestros días?, pues por lo anterior mencionado, la mentalidad del católico de a pie, que tal vez jamás ha escuchado de esta «teología», pero que ha adoptado su pensamiento, prioriza el bienestar material estatal antes que el bien moral y espiritual. México y el resto de Hispanoamérica, lamentablemente, han sido las regiones más afectadas por esto. Han abrazado la dependencia al estado benefactor marxista -que no beneficia-, y que ha sido promotor de la mayor decadencia moral y espiritual del país desde la Guerra Cristera.

¿Cómo combatimos esto?, ¿es posible eliminar la bacteria una vez entra en el sistema? Sí, es posible reinstaurar el Reinado Social de Cristo. Esto sólo lo lograremos de abajo hacia arriba: familias Católicas educando a sus hijos en la fe; Curas valientes, conocedores de la Doctrina Social de la Iglesia, y dispuestos a educar a los laicos sobre los peligros de esta «teología», y del bien del tipo de sociedad que debemos buscar; pero sobre todo fieles que no rehuyan, sino que coadyuven a subsanar la crisis de la cultura política católica formándose en la Tradición y evitando otro tipo de tentaciones propias de estas tierras (como el americanismo), dispuestos, si la prudencia política lo amerita, a ocupar cargos públicos y promover una legislación subsidiaria basada en la Doctrina Social de la Iglesia, cuya base es la ley natural.

La contrarrevolución siempre se dará de abajo hacia arriba: desde la casa, la comunidad parroquial, la comunidad pública, el municipio, la región, y finalmente, la nación. Ella no se dará de un día para el otro, pero si se hace así, nos aseguraremos de que las raíces sean tan fuertes, que el árbol que sembremos sea inamovible. ¡Esta es la contrarrevolución real!

El Sagrado Corazón de Jesús debe reinar en todas nuestras naciones, las cuales unidas constituimos Pequeña Cristiandad: ¡La Hispanidad!

¡Venga a nosotros tu Reino! ¡Viva Cristo Rey!

Rafael A. Sepúlveda Jiménez, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta

3 de junio de 2024

[1]«El problema político de los católicos hispanoamericanos. Hispanidad y República Cristiana»

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